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La escritora norteamericana Regina Brett afirma con gran ironía: «Llegar a viejo es mejor que la alternativa…, morir joven».

No debe asustarnos envejecer. Es ley de vida. La vejez vivida con relativa salud, serenidad y paz es un regalo exquisito de Dios que debemos agradecer sinceramente y emplear en favor de los demás.

La vejez puede ser una fuente de sabiduría. Con una vejez bien llevada, podemos acumular saber, experiencia y sensatez.

Una vejez lúcida y dinámica es una maravilla humana.

Nunca la vejez debe ser rechazada. Nunca ser viejo debe significar ser gruñón y malhumorado.

Aceptemos con realismo la vejez y procuremos que esta sea lúcida, transparente y sabia.

Los años no son una maldición. Los años deben convertirse en una gran oportunidad para crecer como personas.