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Joaquín Guzmán Loera, ‘El Chapo’ Guzmán, nació en 1957, cuatro años antes que nuestro Pablo Campos Maya, ‘El Pablo’ de La Soledat. El histórico narco mexicano acabó en prisión por su afición a empolvar las narices de media humanidad. Primero en el Penal de Puente Grande y después en el de Altiplano, ambos supuestamente de máxima seguridad. Aunque luego, como se vio, era más segura la cárcel de los Clicks de Famobil. El ‘Chapo’ de Palma también ha estado alojado en distintas ocasiones en la prisión de la carretera de Sóller. Pero la coincidencia más inquietante es el gusto de ambos por los agujeritos. ‘El Chapo’ Guzmán se había escapado de su primer penal y para salir del segundo ideó una fuga más sonada aún: compró los terrenos colindantes con la penitenciaría y desde allí sus secuaces excavaron día y noche un túnel de un kilómetro y medio que acababa en el plato de ducha de su celda. Cuando los funcionarios entraron por la mañana no encontraron ni la pastilla de jabón. El miércoles por la tarde, durante la ‘operación Jaque Mate’ de la Guardia Civil en Palma, los agentes que asaltaron la mansión de ‘El Pablo’ en la calle Teix descubrieron un enorme túnel bajo el palacete, listo para ser usado por el dueño si llamaba algún vecino pesado. O la policía. El único problema es que la excavación subterránea, todavía sin acabar, se dirigía a la Comandancia de la Guardia Civil, ubicada en la calle Manuel Azaña. Así que si los obreros de ‘El Pablo’ se hubieran pasado de frenada, el narco palmesano habría salido, polvoriento, al patio del cuartel: «Toc, toc. Perdonen, creo que me estaban buscando».