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El próximo 25 de marzo, Gloria Steinem, referente mundial del feminismo cumple 90 años. Activista a favor de los derechos de las mujeres, periodista y excelente comunicadora, suya es la frase «las mujeres no aspiramos a comer un trozo del pastel sino a hacer uno nuevo en igualdad». Durante años, con sus artículos, libros y conferencias, ha contribuido a cambiar la vida de muchas mujeres.

En 1972 cofundó Ms, la primera revista feminista creada y dirigida sólo por mujeres, que también fue pionera en sacar en portada temas como la violencia contra las mujeres. Ms ha logrado estar a la vanguardia del periodismo feminista durante medio siglo; para conmemorar esta efeméride se ha publicado el libro 50 Years of Ms: The Best of the Pathfinding Magazine That Ignited a Revolution (Knopf, 2023), un testimonio de los avances conseguidos por las mujeres durante cinco décadas y un recordatorio de lo mucho que aún queda por hacer.

«Por su sólido e inagotable compromiso con el feminismo y haber sido motor de una de las grandes revoluciones de la sociedad contemporánea» recibió, en 2021, el Premio Princesa de Asturias de Comunicación y Humanidades. Un año después se estrenó la película biográfica The Glorias, basado en su último libro, My Life on the Road (2015) (Mi vida en la carretera) y la cadena HBO estrenó la serie Mrs. America, que narra episodios de los inicios de la lucha feminista en los EEUU, que ella protagonizó.

Con motivo del 8 de marzo, releí su artículo Si las mujeres tuviéramos una política exterior (2002), que me proporcionó la historiadora Mercè Vilanova, a su regreso de Harvard y que tanto utilicé en mis charlas, pues recordé que hacía referencia al conflicto entre Israel y Palestina de trágica actualidad. Este era su testimonio: «…Recuerdo reuniones, al poco tiempo de lanzar Ms, entre feministas israelíes, palestinas y de los EEUU. Éramos muy conscientes que estábamos invadiendo un territorio masculino, pero teníamos la esperanza de poder tender puentes. Después de duras semanas discutiendo, estuvimos de acuerdo en la solución de los dos estados: un estado palestino y fronteras seguras para Israel… Al final fueron hombres palestinos, colegas de algunas de nuestro grupo, quienes les pidieron que no firmaran y nunca publicamos nuestro acuerdo. Pensé de nuevo en ello cuando el secretario de Estado Colin Powell insistió en que los EEUU, desde siempre, habían estado, apoyando la solución de los dos estados. Sharon, en Israel, respondió con intransigencia, Arafat con impotencia. Yo me pregunto: Si nosotras simplemente hubiésemos continuado, ¿podríamos haber tendido un cable entre ambos lados de la brecha en lugar de dejar que, durante años, la ensancharan todavía más?

¡Feliz aniversario, Gloria!