TW
0

Es realmente asombroso, y alarmante, que de bastante tiempo a esta parte sólo la ultraderecha grite libertad. Ayuso arrasó en Madrid, igual que Trump en EEUU y Boris Johnson en Reino Unido, lanzando proclamas libertarias, y hace cuatro día el desbocado Milei ganó la presidencia argentina perfeccionando ese grito. «Libertad, carajo», aullaba. La izquierda, convencida desde hace siglos de que la libertad era cosa suya, patrimonio personal, todavía está patidifusa. No se puede creer que les hayan comido la tostada y la libertad sea ahora un término muy de derechas. Lo mismo pasa con la cultura, otra palabra totémica de la izquierda, pero de la que con enorme desparpajo se ha apoderado Vox, dedicada como buena ultraderecha a las guerras culturales. Las gentes de la cultura, de natural quejumbroso y preferentemente audiovisual, llevan toda la vida lloriqueando por el poco caso que les hacen los gobiernos, sean de derechas o de izquierdas, que sólo se ponen culturales a la hora de reformar una y otra vez el sistema educativo, en el que siempre mandó la Iglesia, con las constantes trifulcas doctrinarias que tan bien conocemos. Y claro, ahora que Vox se interesa por el asunto, aún se quejan más. ¿Cómo puede ser que libertad y cultura sean los caballos de batalla de la derecha? ¡De la extrema derecha! No les entra en la cabeza, y como no les entra, contemplan paralizados el fenómeno. El desdén de la derecha por la cultura es un viejo tópico y aún se cita a menudo la frase atribuida a Goebbels, ministro de propaganda nazi, «Cuando oigo hablar de cultura, saco la pistola». Puesto que el nazismo arraigó en el país más culto del mundo y su gran refinamiento cultural, lejos de frenarlo lo engordó, no hay ninguna posibilidad de que Goebbels dijera eso, y menos todavía el célebre coronel Millán Astray, propagandista de Franco y fundador de la Legión, a quien algunos se la atribuyen aquí. Error. La cultura, como repiten las feministas, siempre fue muy de derechas; por eso me crié yo en la contracultura de los años 60. A ver si así. No duró nada, la cagamos. Y ahora las izquierdas se pasman del frenesí cultural de los ultras y de cómo Vox intenta hacerse el amo en ese terreno. Porque en lo de la libertad ya han ganado y por abrumadora mayoría. Más libertad, carajo.