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Una de las cosas que peor llevo con el paso de los años es la cuenta de los famosos que se nos han muerto. Ya son demasiadas muertes para recordarlas todas y, por si fuera poco, siempre hay alguna que te pilla desprevenido y se te acaba colando. Un día que te encuentras fuera de casa, otro que tienes demasiado trabajo como para estar pendiente de las últimas noticias, aquel que estuviste en cama con gripe y no estabas para nada... Escritores, deportistas, artistas de cine, periodistas... La mayoría de aquellos a los que admiré de niño o de adolescente andan ahora por los ochenta como poco -eso los que todavía están vivos- y yo ya no puedo controlarlos a todos. Al final, unos y otros se te van acumulando y llega un momento en que no estás seguro de si algunos de ellos siguen o no entre nosotros, y no puedes menos que sentirlo porque es lo menos que podías hacer por ellos como agradecimiento tras todos estos años. Así pasa que por estas fechas, en que todo el mundo se va de vacaciones y no ocurre nada y los periódicos y las televisiones dedican el espacio que les sobra a hacer resúmenes de todo lo que ha acontecido en los últimos doce meses, aprovecho para intentar ponerme al día y siempre me llevo sorpresas desagradables. ‘Nos dijeron adiós’, es un titular que se suele utilizar en estos casos para encabezar la lista de todos los que ya no están, y yo no voy ser menos porque en el fondo estoy hecho un sentimental.