TW
6

Ahora que el RCD Mallorca estrena los fondos del estadio y ha desaparecido la grada Lluís Sitjar, vale la pena recuperar la historia de uno de los personajes más emblemáticos del club. Sitjar –igual que Santiago Bernabéu– apoyó al bando sublevado en la Guerra Civil y por ello Memoria de Mallorca ha pedido que su nombre se borre de la fachada del antiguo estadio.

Lluís Sitjar Castellà nació en Palma en 1900 en una familia de terratenientes. Tenía fincas en Porreres y Montuïri, y con solo 26 años se convirtió en presidente del club bermellón. En unos años lo subió a Segunda División y construyó el estadio Es Fortí, el cual adoptaría su nombre, grabándolo así a fuego en todos los corazones rojinegros.

El peor día de su vida fue el 4 de junio de 1933. Un grave atentado casi acaba con su vida. Un izquierdista con antecedentes violentos, Andreu Obrador, le disparó un tiro en la cara. La bala le rompió varios dientes y quedó alojada en el paladar. El agresor disparó dos veces más e hirió a uno de los acompañantes. Todo ocurrió a la salida de misa en Porreres y el público linchó a Obrador hasta que apareció la Guardia Civil.

La prensa publicó que la razón había sido «política». Sitjar era el líder del Partido Regionalista Republicano y, según el historiador porrerenc Tomeu Garí, su posicionamiento «caciquil y ultraconservador» le había enemistado con los partidos de izquierdas.

Una vez comenzada la guerra, Sitjar se afilió a Falange. Hay una foto en la que aparece con el uniforme junto a los camaradas más destacados de Porreres. Era un hombre alto y voluminoso. Su físico sobresale dentro del grupo. Garí cree que, dada su influencia, «jugó un papel prioritario» en la salvaje represión en el pueblo. Como mínimo, «conocía bien lo que pasaba y no movió un dedo». No obstante, todavía no ha aparecido ningún documento que le implique directamente en un asesinato.
Andreu Obrador, el hombre que intentó matarlo, sobrevivió inexplicablemente a esa represión. Tras el atentado, sufrió solo dos años de prisión y luego volvió al pueblo, donde murió en 1945. Llama mucho la atención que no estuviera en la lista negra.

Lluís Servera Sitjar es el nieto del expresidente bermellón. Vive en Montuïri y trabaja de diácono y asesor lingüístico en catalán. Su abuela le contó que Sitjar perdonó a Obrador y que le protegió durante la guerra. «Incluso se saludaron una vez en Palma». Por ello, asegura que no le «cuadra» la imagen de asesino. «La gente lo ve como un icono deportivo, nada más. En cualquier caso, entiendo que haya gente que se sienta dolida por tantas muertes injustas y les pido perdón».

Después de la guerra, Sitjar fue concejal del Ayuntamiento de Palma, jefe del sindicato de cereales y de nuevo presidente del CD Mallorca. En 1946 le concedieron la Medalla al Mérito Deportivo por «haber llevado a un equipo palmesano a la Segunda División, afianzarlo en ella y, sobre todo, ofrecer a nuestra ciudad y al deporte el magnífico estadio Es Fortí, que es orgullo de los mallorquinistas». En esta época sufrió una enfermedad motora que le obligó a moverse en silla de ruedas. Murió joven, con solo 56 años.