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Cada vez que entramos en Adviento, me uno al pensamiento de San Bernardo que nos hace reflexionar sobre las tres venidas de Jesús: Él vino, viene y vendrá. Hace 2023 años que Jesús vino, naciendo en Belén y al final de los tiempos vendrá para el juicio universal. Pero hay una venida intermedia. Es la que está más cerca, a nuestro lado, como si dependiera de nosotros el que podamos experimentar tal venida… Alguien podría pensar que toda la liturgia es una repetición rutinaria como si fuese una noria en la que siempre se dan las mismas vueltas sin salir del mismo círculo. Y no es así. La liturgia es una experiencia viva. Es cierto que siempre gira en torno al mismo eje que es Cristo, pero su girar es un movimiento en espiral como se hace en una escalera de caracol: al mismo tiempo que das vueltas al mismo eje vas subiendo hasta alcanzar el lugar deseado. Cada año han pasado cosas nuevas en mi vida. Mi crecer o envejecer ha de ir en sintonía con Jesús que va viniendo si yo le abro la puerta de mi libertad y adhesión personal, en función de una auténtica colaboración. A la súplica: «ven, Señor Jesús» debe corresponder el «ya voy, Señor»…