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La campaña internacional 16 días de activismo para eliminar la violencia contra las mujeres y las niñas se inicia cada año el 25 de noviembre, Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres, y termina el 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos. Las fechas son significativas con la intención de subrayar que la violencia contra las mujeres es la violación de los derechos humanos más extendida y generalizada en el mundo. Se trata de una campaña anual, coordinada por el Centro para el Liderazgo Global de las Mujeres (CWGL), que lanzo en 1991 coincidiendo con la inauguración del IWG, un Instituto con el mismo nombre creado para facilitar la acción conjunta de centros afines.

Desde 2008 la ONU apoya esta iniciativa de la sociedad civil mediante ÚNETE, un programa cuyo objetivo es poner fin a la violencia contra las mujeres antes de 2030, y hace una llamada a la acción mundial para que gobiernos, sociedad civil, organizaciones de mujeres, sector privado, medios de comunicación y todo el sistema de la ONU unan esfuerzos para erradicar esta lacra.
Este año la campaña se centra en la importancia de financiar estrategias de prevención, ya que algunas están dando resultados prometedores. Un buen ejemplo son las contempladas en la iniciativa UE-ONU, Spotlight, que con una inversión inicial de 500M de euros, tiene a la UE como contribuyente principal. Su nombre, Spotlight (foco en inglés), quiere recordar que la violencia suele tener lugar en la oscuridad, se niega y se oculta y que hay que actuar para sacarla a la luz, convertirla en el centro de atención y, de este modo, poder tomar medidas para eliminarla. En este sentido, el movimiento ‘Me Too’ fue un gran avance, como lo ha sido también la valiente reacción de nuestras mujeres futbolistas campeonas del mundo, frente a una manera inaceptable y punible de entender y ejercer el poder.

En España los distintos gobiernos progresistas han aprobado leyes pioneras en la UE, que han permitido avanzar significativamente hacia la igualdad; en pocos años nuestro país pasó a ser líder europeo en estas materias, algo que estando en Bruselas me hacía sentir muy orgullosa. Las mujeres hemos roto muchos techos de cristal, no hemos terminado, pero seguiremos avanzando, porque llevamos la razón y sabemos cómo luchar contra el patriarcado.

Mucho más difícil está resultando acabar con la violencia contra las mujeres, los asesinatos y las agresiones sexuales, las violaciones, la prostitución, y todas aquellas lacras derivadas de unas relaciones sexuales de dominio sobre las mujeres, un ámbito donde la vía del feminismo de la complicidad, con los hombres feministas, siempre necesaria, es imprescindible para ganar la batalla.