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L os datos, y no los dogmas de fe, sitúan los efectos de una determinada política económica. Sobre los impuestos, dirigentes y economistas de perfil conservador han incidido en un relato: las regiones que menor carga fiscal imponen en sus territorios justifican ahí la clave de su éxito económico. Tratemos de averiguar, precisamente con datos de las diecisiete comunidades autónomas (remitimos a los links correspondientes), si eso es cierto. Todas las cifras macroeconómicas y sanitarias regionales están en la Contabilidad Regional del INE. La carga fiscal regionalizada proviene de los presupuestos autonómicos. El gasto sanitario de las comunidades autónomas remite a INCLA-SNS (http://inclasns.msssi.es/main.html y a https://serviciostelematicosext.hacienda.gob.es/SGCIEF/PublicacionPresupuestos/aspx/i nicio.aspx.). Estamos, pues, ante poderosas bases de datos, de consulta accesible, cuyo procesamiento y análisis arroja estas conclusiones, desarrolladas matemáticamente en este artículo en coautoría con Ferran Navinés y Miquel Quetglas:

1. La idea que bajar los impuestos aumenta el crecimiento económico de una región queda desmentida por los datos. A su vez, las cifras tampoco indican que las regiones con menor presión fiscal sean las que mayor incremento del PIB presentan.

2. La incidencia del gasto corriente y de las inversiones públicas en el bienestar social ha ayudado a la contención del exceso de mortalidad que provocó la COVID-19. En esta relación, Madrid es un caso particular, puesto que tuvo una ratio de defunciones muy superior al resto de España. Además, la inequidad social entre distintos barrios de la ciudad conduce a diferencias en la esperanza de vida y otros indicadores de bienestar.

3. Cuando políticos conservadores dicen que el éxito del crecimiento económico se debe a una menor carga fiscal, estamos ante una afirmación falsa, formulada para un consumo electoralista. Por ejemplo, se aprecia cómo en gobiernos regionales que, a lo largo del período 2010-2019 –el que hemos analizado–, han estado siempre en manos del PP –Madrid, Murcia, Galicia, Castilla y León–, hay una variación mínima del crecimiento de la carga fiscal entre ellos de 4,9 puntos, por ejemplo entre Madrid (5,5 %) y Murcia o Castilla y León (0,6 %), da lugar a diferencias muy notables en el crecimiento regional: más de 13 puntos (Madrid, 17,39 %) frente a Castilla y León con sólo un 4,1 %. Por tanto, podríamos decir que Madrid ha crecido más que Castilla y León gracias a que tiene mayor carga fiscal, lo cual no agradará, seguramente, a los defensores de su política económica. No digamos ya si al ejemplo le añadimos Balears, que es la que más crece con un 18,6 % y la que más ha incrementado la carga fiscal con un 9,2 %, sólo superada por Canarias (36,3 %) y País Vasco (26,2 %). Repetimos: todos los datos procesados están en la referencia apuntada anteriormente. Rehuyamos de relatos simplistas y populistas. Hay que aferrarse al análisis económico riguroso: para derruir catecismos dogmáticos.