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La coalición involutiva del Partido Popular y Vox no podrá conformar gobierno en este país, lo cual es una excelente noticia para la gente, y no tan buena para los gerifaltes del Ibex 35 y su caverna mediática, ni para la cúpula del Consejo General del Poder Judicial. Una noticia igual de excelente es que un partido ultraderechista pierda casi 20 diputados, invirtiendo una tendencia a nivel europeo de auge de las extremas derechas, y dando un respiro a muchos millones de personas que veían con espanto la proximidad al poder de una organización racista, xenófoba, ultracatólica y partidaria de desmontar el Estado de las autonomías y los servicios públicos.

Los escenarios que se abren son inciertos. Feijóo cosecha un fracaso del mismo tamaño de sus expectativas, que es también un fracaso del trumpismo patrio y de la ayusización de la política, de los bulos y de las mentiras como forma de asaltar el poder. Más allá de su propio partido, solo los fachas le apoyarían para intentar gobernar. Por el contrario, Pedro Sánchez vuelve a salir vivo políticamente de una situación en la que muchos no daban por él ni un duro y eso después de que hayan caído la mayor parte de sus barones rancios en comunidades como Aragón o Extremadura.

Los resultados de Sumar han sido modestos, en un contexto general muy complicado nos quedamos sin mejorar los números de Unidas Podemos a pesar de aglutinar más partidos que nunca, y la mejor noticia es que las combinaciones darían para repetir gobierno de coalición siempre que la contrapartida para los partidos independentistas no fuera demasiado alta. Ahora empieza una labor de encaje de bolillos; por una parte, para intentar dar forma a esa mayoría de investidura en el Congreso de los diputados y, por la otra, para encajar las diferentes sensibilidades y formaciones que se encuentran en Sumar hoy en día con el objetivo de conseguir la viabilidad del proyecto.

Si nos fijamos en los resultados en Balears, el sentimiento es agridulce, ya que a aunque se participa de manera activa en el frenazo al bloque reaccionario, cierto es que la izquierda transformadora pierde una diputada. El único escaño logrado por Sumar Més significa un pobre resultado, puesto que el otro escaño del que disponía Unidas Podemos hasta hace unas semanas ha sido ganado por el PSIB, que ha ejercido de aglutinador del voto del miedo que han querido y sabido activar. Han sido 83.000 votos recolectados entre varios partidos que, de sumarse sus resultados de 2019, darían más de 110.000, un claro retroceso de la izquierda transformadora que deberá ser analizado en profundidad. Sea como fuere, disponer de un escaño en Madrid no es poca cosa y se tendrá que acordar la manera en la cual los partidos que formamos parte de Sumar Més intervendremos en el desarrollo de la línea política que despliegue Vicenç Vidal en el Congreso.

Tanto aquí en Balears como en el conjunto del Estado se ha dado un avance del bipartidismo, lo cual es otra mala noticia, dado que todos los logros políticos y sociales de los gobiernos de coalición estatales, autonómicos y locales se han logrado en las últimas dos legislaturas gracias al empuje de los partidos que conformamos esa izquierda transformadora, que se han dedicado principalmente a empujar a un PSOE con el freno de mano puesto. Hasta ahora, la participación de Unidas Podemos en los gobiernos ha significado progreso común y más derechos. Ahora será necesario que Sumar ejerza el mismo papel de locomotora del cambio, con un talante algo distinto pero con objetivos idénticos: mejorar la vida de la gente de este país con políticas progresistas, realistas y de interés general.