España y la picaresca son consustanciales desde hace más de seis siglos. Dicen que está en nuestro ADN y surge a la mínima oportunidad, lo que parece ser cierto a tenor de lo que está ocurriendo con algunos repartidores de butano en Palma, ante el silencio cómplice de la distribuidora, que hace inútiles los esfuerzos del Gobierno por reducir su coste. De nada sirve que el 18 de julio el precio se redujera en un 5 % y la bombona pasase a costar 15,18 euros, porque una buena parte de los consumidores sigue pagando 16 y hasta 20 euros. ¿La excusa para este robo institucionalizado en numerosos barrios? Ninguna. Simplemente se cobra esa cantidad y hasta la próxima visita, negándose, eso sí, a entregar cualquier factura. Claro que hay algunos, los menos, que intentan justificarlo y le dicen al usuario, de avanzada edad en su mayoría, que es por llevársela al domicilio, o lo que es lo mismo, que se aseguran la propina por adelantado. Mientras, las denuncias caen en saco roto, el fraude campa a sus anchas y los responsables miran para otro lado.
El robo del butano
01/08/23 0:29
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2 comentarios
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Cuando la mayoría tenga gas ciudad y/o electrodomésticos eléctricos esas empresas y sus trabajadores se quejarán. Van haciendo amigos.
Gràcies per l'article. La picaresca espanyola és un moviment literari que critica l'abús de poder de l'església i de les classes privilegiades qui obliga al poble a ser "picarols" per sobreviure. La propaganda ha canviat el missatge, pareix que el missatge és que la gent roba per instint quan el missatge és que els privilegiats no tenen escrúpols. El missatge és vàlid en temps del Lazarillo i ho és avui en dia