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Eso de los 100 días de cortesía se habrá anulado recientemente porque veo que los nervios de los partidos de la oposición, que nunca creyeron que perderían el poder, están a flor de piel y sacan punta a cualquier decisión que adopte la nueva presidenta. La crítica más sonada ha sido a propósito de la supresión de la Direcció General de Política Lingüística que ha molestado al siempre activo entorno cultural que rodea a la izquierda porque, ya saben, con Vox apoyando a Marga Prohens el catalán será una lengua clandestina que no dejarán usar ni siquiera en la calle. Lo que ocurre es que no cuadra demasiado que el elegido para la Conselleria d’Educació sea Toni Vera, graduado en Filología Catalana, por cierto, nada sospechoso de ser un enemigo de la lengua propia de Balears. Cualquiera que conozca a Toni Vera sabe perfectamente que la lengua catalana no peligra ni un segundo con él al frente de la Conselleria d’Educació. Hubiese estado bien que tanta indignación se hubiera mostrado hace unos años cuando Armengol suprimió, por primera vez en la historia de la Comunitat balear, la Conselleria de Cultura, que pasó a tener un papel residual en el organigrama del Govern. Nadie dijo nada. Todos callaron. Y los principales representantes del sector cultural siguieron abrazando y besando a la anterior presidenta encantados de la vida.

Habrá muchos días para criticar al nuevo Govern durante estos cuatro años, pero realmente llama la atención que se comiencen a movilizar entidades que durante esta pasada legislatura han permanecido prácticamente inactivas. Ahí tenemos al Moviment Feminista de Mallorca que convocó lo que llamaron un ‘aquelarre feminista’ en Palma durante la sesión de investidura de Marga Prohens porque, alegaban, el Govern de PPy Vox «pone en riesgo a las mujeres». Realmente llama la atención que esta entidad no convocase ninguna propuesta ante los más de 1.000 violadores y acosadores sexuales que han obtenido beneficios penales gracias a la ley del ‘solo sí es sí’ aprobada por la izquierda. Tampoco me consta que saliesen a la calle cuando saltó el escándalo de las menores tuteladas prostituidas. Se ve que la defensa de las mujeres solo interesa según el partido que gobierna.

Conviene serenarse, dejar al menos el verano para ver cómo se desenvuelven los nuevos consellers, y no excitarse demasiado, sobre todo porque es importante resaltar que los ciudadanos han elegido opciones políticas para hacer lo contrario de lo que se hacía hasta ahora. Es un detalle a tener en cuenta. Las críticas preventivas son peligrosas, sobre todo de aquellos que han gobernado ocho años y han demostrado de lo que son capaces de hacer. Y de lo que han sido incapaces de conseguir en dos legislaturas. De momento, tranquilos.