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Hace unos días, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, desembarcaba en Mallorca para celebrar un mitin en apoyo de los socialistas de Baleares y darse un baño de masas de la mano de la plana mayor del PSIB, encabezada por la presidenta Francina Armengol. Hubo abrazos, besos, promesas y toda la parafernalia propia de estos actos. Ahora bien, lo que nadie ha explicado es cómo se ha permitido que en el polideportivo municipal Son Ferragut se hayan dado cita 2.000 personas, según las crónicas, cuando el aforo es de 444 personas, un dato que ha pasado sin pena ni gloria, pese a su enorme gravedad porque supone un incumplimiento flagrante de la ley.

Y lo peor es que si se hubiera tratado de otro evento, hubiera copado portadas de los medios. ¿Nadie se ha preguntado qué hubiera sucedido de producirse un incendio o cualquier otro suceso que conllevase un desalojo rápido del recinto? ¿Dónde están las medidas de seguridad? ¿Y la responsabilidad de los organizadores? En ningún sitio. La legalidad no va con nuestros gobernantes.