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Mientras el Ajuntament de Palma organiza exámenes para crear asalariados que trabajen para los propietarios de las licencias del taxi, existe un mundo que innova y que intenta resolver los problemas agudos de la movilidad. Sus esfuerzos se dirigen a satisfacer la demanda de los ciudadanos de forma barata, ágil y segura, no a consolidar viejos negocios. Esto es lo que nos explica la corresponsal de la BBC en San Francisco Zoe Corbin. Los servicios de robotaxi ya operan en las calles de esta populosa metrópoli de California. Dos compañías, Cruise (General Motors) y Waymo (Google), ofrecen vehículos sin conductor que son controlados por inteligencia artificial. Corbin se metió en uno de ellos. Explica que los trayectos se realizan de manera suave y muy cautelosa.

Hoy por hoy, estos recorridos son de prueba. Hay que apuntarse a una lista para utilizar el servicio, que es gratuito. Otras ciudades como Phoenix, Austin y Las Vegas hacen también sus ensayos. El sector evoluciona allí hacia la eficiencia. Aquí, sin embargo, Cort hace pruebas para saber si los aspirantes a taxistas conocen los nombres de las calles y las licencias para trabajar legalmente se venden a precio de oro. Es decir, hay que hacer mucha caja para pagarlas, además de evitar todo tipo de competencia. Las asociaciones de taxistas y los políticos son los responsables de esta realidad estresante y conflictiva que deteriora el servicio. Por lo que nos llega de San Francisco, el negocio lleva camino de transformarse, o tal vez de desaparecer. La cuestión es saber cuándo sucederá este terremoto que ya se anuncia.