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Recibimos a diario centenares de malas noticias, ya por irrelevantes o pavorosas, sin contar con otras tantas que al ser falsas, son más malas todavía, pero las que más me inquietan son las que no recibimos. Por ejemplo, sobre el Gran Colisionador de Hadrones (LHC) de Ginebra, el acelerador de partículas más grande del mundo donde el CERN, laboratorio nuclear europeo, investiga a base de altas energías y colisiones los misterios de la física, del inicio del universo, de la supersimetría y el entrelazamiento cuántico, de la materia y antimateria, de la materia oscura, de todo, en fin. Como la génesis de partículas efímeras, apenas existentes, que sin embargo permitan atar cabos sueltos en la física. Recuerdo cuando con frecuencia casi mensual, y no poco entusiasmo, la prensa generalista nos informaba de estos trabajos enigmáticos, hasta que hace unos tres años el LHC quedó inactivo para reparaciones, ajustes y a fin de incrementar su potencia.

Este año, allá por abril, reinició por fin su funcionamiento, y al parecer con una energía récord de 13,6 billones de electrovoltios, pero ni así llegan noticias de este monstruo tecnológico subterráneo. Salvo ciertos rumores científicos de que hay que construir allí mismo otro colisionador más grande, de 100 kilómetros (este tiene 27), y más potente, o bien se nos hunde la física clásica, la teórica, la cuántica y varias de las ecuaciones más bellas y elegantes jamás diseñadas (eso sí, hace casi un siglo), como la bestialidad matemática de Schrödinger, o la sublime ecuación de Dirac. Además de algunas constantes universales, empezando por la de Planck. Es probable que con el alud de malas noticias, verdaderas o falsas, que recibimos a diario, estas cosas no le importen a nadie, pero a mí sí. Me escama mucho el silencio acerca del gran colisionador de hadrones. ¿Acaso varios millares de científicos nos ocultan algo? ¿Se hundió ya el edificio de la física, y con él el de la cosmología, después de medio siglo tambaleándose? ¿Intentan evitar que cunda el pánico erudito, o es sólo que prefieren otro acelerador de 100 kilómetros, y más billones de electrovoltios? ¿Qué está pasando ahí? Mala noticia, esta falta de noticias.