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Hoy Emaya es Emaya gracias, sobre todo, a Arturo Cadenas, un ingeniero industrial especia- lizado en cuestiones medioambientales que se pasó la mayor parte de su vida profesional al frente de la empresa municipal de Palma que gestiona el agua y los residuos urbanos. Fue presidente y gerente del organismo público al que dedicó sus mayores esfuerzos para convertirlo en una institución al servicio de la población.

En los noventa, Arturo Cadenas trajo a la Empresa Municipal d’Aigües i Clavegueram la ingeniería moderna de las cadenas de agua. Los que trabajaron con él decían que era un profesional comprometido con su trabajo. Prueba de ello fueron proyectos de los que hoy disfrutamos como la construcción de la depuradora de aguas residuales de Son Ferriol, la balsa depuradora de Son Güidet. Cadenas puso en marcha la potabilizadora de Son Tugores. Logró trasvases de agua de zonas húmedas como Sencelles o Muro a secarrales del interior de la Isla. Consumó el sellado del vertedero de Son Reus. Trabajó hasta conseguir que por el grifo de la cocina no nos saliera agua salada ni de color marrón. Con no poco esfuerzo logró que Palma amaneciera todas las mañanas limpia de basuras. Su lema era elocuente: ‘El agua es un bien escaso y esencial para la vida’. Y es que Cadenas era un maestro, el maestro del agua. Para él, el agua está al servicio de la población y ahí, en la gestión del bien natural, es en donde nuestra responsabilidad entra en juego. Digo yo que algo tendrá el agua cuando la bendecía.

Arturo Cadenas nos dejó la semana pasada a los 85 años, pero nos ha legado un bien del que disfrutamos cada día. Su trabajo es una demostración de lo que pasa cuando los responsables de las empresas públicas saben de lo que hablaban y hablaban de lo que saben. Claro que aquellos eran otros tiempos. Eran otras aguas.