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La errática y pérfida gestión del Gobierno con la pandemia, exige un ajuste de cuentas. En plena pandemia no era adecuado. Ahora si hay que evaluar, hacer balance y pedir responsabilidades políticas a los gobernantes. Sánchez ha antepuesto sus intereses de poder y electorales a la salud, seguridad, economía y bienestar de los ciudadanos. Mintió diciendo que la pandemia había terminado y ya sabemos los muertos y desespero que vinieron luego. Ahora tenemos que soportar que presuma que en cien días tendremos la inmunidad de rebaño, como si fuera un éxito. En realidad es un estruendoso fracaso. Ya podríamos tenerla si hubieran sido ágiles y eficaces con la vacunación. Balears ha optado por la sumisión por miedo a las represalias de Sánchez. Ahora el esperpento de que Justicia resuelva el caos del Gobierno. No olvido cuando nos obligaban a trabajar sin mascarilla porque no era necesaria. Ni la falta de Epis por incompetencia en la gestión de compras. Ahora elevan a ciencia que la sexta década de la vida de las personas tiene características fisiológicas únicas que hacen que Astra Zeneca sea adecuada para ellos y no para el resto de ciudadanos. Han adaptado las necesidades a las posibilidades, sin importarles la vida de las personas. Esta misma semana en Mallorca, familiares reclamaban la vacunación inmediata para discapacitados. La restauración cerrada o a medio gas, la cultura y ocio en la UCI. Todo ello por no haber vacunado antes debido a la incapacidad de nuestros gobernantes. Las restricciones ahora ya son por incompetencia no por necesidad.