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Sí, Agnès Callamard , nacida en Grenoble, de 56 años, es desde primeros de este mes la secretaria general de Amnistía Internacional (AI), organización para la que ya había trabajado tiempo atrás. Se trata de una mujer activa y decidida que, tras estudiar Ciencias Políticas, dejó de lado una vida muelle y optó por complicarse la vida metiendo la nariz en asuntos de esos en los que te la pueden llegar a cortar, como comprobaremos más adelante.

Directora de la Iniciativa Global para la Libertad de Expresión de la Universidad de Columbia, ha participado en investigaciones comprometedoras, mostrando siempre un temple digno de mención. Para dar una idea de ello cabe tener en cuenta su decisión de dar ahora a conocer lo que ocurrió el año pasado en un reunión con autoridades de Arabia Saudí en un espacio de la ONU y en la que fue claramente amenazada –un alto cargo saudí pidió en dos ocasiones que «se ocuparan de ella»– si su informe resultaba, digamos, inquietante.

Lejos de amilanarse, el informe de Agnès Callamard sobre la muerte de Khashoggi en el Consulado saudí en Estambul, constituye toda una prueba de su honestidad y, por supuesto, de sus agallas. En él queda clara la necesidad de una mayor investigación de la responsabilidad individual de los funcionarios saudíes de alto nivel, incluída la del príncipe heredero Mohamed Bin Salman . Ahí queda eso.

Vale la pena consignar igualmente las advertencias –con especial amenaza de abofeteo– que recibió de una mala bestia como Rodrigo Duterte por sus críticas a la guerra contra la droga que el déspota lleva a cabo en Filipinas. Entre y entre, como para no aburrirse, Callamard ha iniciado desde su nuevo cargo en AI un análisis sobre la «salud» de los derechos humanos en el mundo durante la pandemia. Su conclusión primera es clara y denota que la crisis sanitaria ha servido de excusa a muchos gobiernos para reforzar su poder, menoscabar los derechos de los ciudadanos, y entorpecer la cooperación internacional.Violaciones que, en muchos casos, dejan a los ciudadanos más expuestos al virus. ¡Bien por la gente corajuda, y que habla claro! Habrá que prestar atención a esta Agnès Callamard.