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La sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos estaba cantada. Ya se había pronunciado hace un año. Diciendo lo lógico, razonable y democrático. Que en un Estado de Derecho la ley que se aplica a un reo es la que está vigente cuando es juzgado. No la que –como era el caso- se haya aprobado años después para más perjudicarle. Porque en una democracia no existe la ley retroactiva si es negativa para el reo. De hecho la Constitución la prohíbe y solamente las presiones de todo tipo por malentendida razón de Estado explican que en su día el Tribunal Constitucional avalase la vergonzosa doctrina Parot. El espectáculo de medios de comunicación derechistas y de los ultras de la AVT y compañía rasgándose las vestiduras diciendo mentiras no obsta para que reluzca lo que es obvio. Que el Tribunal europeo ha hecho un gran favor a la democracia española. Por mucho que ahora parezca lo contrario. No pueden erigirse la libertad y la paz verdaderas sobre legislaciones especiales. Y esta sentencia, aparte de situar adecuadamente nuestro país de nuevo en la senda de las democracias, da un buen impulso, y esto es muy importante, al camino hacia la paz en el País Vasco. Por cierto: este tribunal es el mismo que en su día avaló la ilegalización de Batasuna. Conviene tenerlo claro ante los delirios fachas que se oyen estos días en su contra. Esta sentencia aboca sentido común al proceso de paz vasco. Policial y políticamente se ha terminado con el terrorismo, se le ha vencido, pero para que desaparezca ETA habrá que excarcelar a sus delincuentes. Lo sabemos todos y lo sabe este mismo gobierno, el de Mariano Rajoy, que está excarcelándolos, como igual seguirá haciendo cualquier otro que le suceda. El proceso no será fácil ni corto. Pero está encauzado. Y sin duda la sentencia del Tribunal europeo, aunque no tenga relación directa porque se trata únicamente de preservar el Estado de Derecho español, ayuda en este sentido.