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El PP ha decidido cerrar Televisión de Mallorca. Y si Mariano Rajoy se alza con la mayoría absoluta reformará la ley para permitir las privatizaciones de los canales autonómicos. Con lo cual el futuro de IB3 estará cantado. Quedará en manos de alguna gran empresa, no necesariamente de televisión. En Baleares hemos pasado en apenas cinco años de la mayor exuberancia a la más severa anorexia televisiva. Somos así. No hay un debate sobre qué modelo de televisión pública queremos, si es que queremos alguno. Vamos improvisando. Antes abriendo canales, hoy cerrándolos. Las televisiones públicas no son ni caras ni baratas, ni sobran ni son necesarias. Se tienen si se quieren y si se sabe para qué. Eso sí: cuestan mucho dinero. Si queremos alguna de estas televisiones, debemos asumirlo. Después deberíamos buscar el modelo ajustado a los objetivos que debe cumplir. Así debería hacerse y así es cómo se ha hecho en regiones normales. O sea, al revés de cómo lo hacemos aquí.