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La calle Punta Ballena de Magaluf es una de las más famosas en España y también en Gran Bretaña por sus excesos nocturnos. El viernes, la Policía Local de Calvià detuvo a un vigilante por una brutal agresión a dos turistas en una discoteca de aquella polémica avenida. Las trifulcas, tristemente, no son una novedad allí, pero lo que sí llama poderosamente la atención es que en un mes de abril, todavía a las puertas del verano, ya se registren incidentes graves en ese enclave. La Guardia Civil y el consistorio calvianer pusieron en marcha el año pasado un dispositivo especial que funcionó perfectamente y que evitó una oleada de incidentes como la de temporadas anteriores. Sería muy recomendable que este verano las autoridades repitieran la experiencia para garantizar que Punta Ballena no será, una vez más, portada en los tabloides ingleses, bien por peleas o bien por casos de ‘balconing’.

Mala imagen

Los hoteleros y empresarios llevan años tratando de dignificar la imagen de Magaluf, y ese esfuerzo privado debe ir acompañado de un plan integral de seguridad pública. No solo para evitar la delincuencia y los altercados nocturnos, sino también para garantizar el descanso de los vecinos y residentes de la zona, que verano tras verano han visto como la calle en cuestión se convertía en un espectáculo lamentable de borracheras.

Delincuencia asociada

No hay que olvidar, además, que ese turismo de alcohol está directamente relacionado con una delincuencia asociada. Prostitutas que acaban apaleando a veraneantes ebrios o carteristas en busca de víctimas son figuras habituales en las noches de Punta Ballena. Por no hablar de los pequeños traficantes, que se acercan a la avenida para vender pastillas de éxtasis y papelinas de cocaína. Una tormenta perfecta que cada año sacude Magaluf.