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Días atrás un vecino de la calle Manacor de Palma fue detenido por la Policía Nacional porque había colocado un candado en la entrada de un solar okupado. El caso ha disparado las muestras de solidaridad con el jubilado, que pasó un día en los calabozos, y ha vuelto a poner de manifiesto que la preocupación por las okupaciones va en aumento en Balears. Otro ejemplo reciente tuvo lugar en Cala Major, donde se desplazó una comisión judicial para que un banco tomara posesión de un apartamento cuyo dueño -ya fallecido- no había pagado las mensualidades de la hipoteca. Lo más llamativo es que en el rellano de la escalera, mientras un cerrajero abría la puerta para que pudieran acceder al interior, había cola de okupas interesados en quedarse con la vivienda. Incluso llegaron a pelearse entre ellos para determinar quién había llegado primero y, por ende, tenía derecho a entrar.

Inquietud vecinal.

Lo cierto es que en los últimos meses la inquietud vecinal en Palma y también en la Part Forana no cesa porque los casos de okupaciones son muy mediáticos y generan alarma. Lo que no supone, afortunadamente, que se haya disparado la estadística. En el caso del jubilado de la calle Manacor los ciudadanos, en general, no entienden que se pueda actuar contra él y, en cambio, los okupas lleven tiempo montando fiestas y molestando a los vecinos, sin que nadie pueda hacer nada por evitarlo.

Crisis habitacional.

Estas okupaciones se enmarcan dentro de un momento especialmente dramático en el tema de las viviendas. La crisis habitacional en Mallorca ha superado todas las previsiones y hoy en día se alquilan cuartos y habitaciones a precio que, solo unos años atrás, se pagaban por un piso. Con los alquileres por las nubes y los precios de las casas al alza, el mercado inmobiliario parece no tener techo.