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La venta de Air Europa al grupo angloespañol IAG, propietario de Iberia y British Airways, ha generado una lógica preocupación en Balears, tanto por su impacto económico como por aspectos relacionados con la conectividad aérea. Aunque la operación de compraventa, cifrada en 500 millones de euros, está condicionada a aprobaciones regulatorias que pueden demorarse unos 18 meses, es evidente que el enorme vínculo que siempre ha existido entre la aerolínea de la familia Hidalgo y Mallorca plantea serias dudas de futuro.

Una base importante.

De esta cuestión no se sustrae el propio Govern a tenor de la manifestaciones de su portavoz y titular de la Conselleria de Turisme, Iago Negueruela. Air Europa ha sido siempre un contrapeso a la explotación en régimen de monopolio de determinadas líneas, tanto con la Península como con destinos europeos, pero también en los vuelos interinsulares. Ahora todo este escenario puede quedar en entredicho. Son Sant Joan ha sido siempre una importante base de operaciones para Air Europa, si bien las ramificaciones de Globalia alcanzan otros puntos de la Isla. Es el caso de Llucmajor, donde la compañía dispone de un importante centro de formación con una indudable proyección internacional.

Escenario de futuro.

Con todo, y para los residentes, la venta de Air Europa no debería suponer una merma en el actual nivel de conexiones aéreas en el ámbito interinsular, nacional e incluso internacional. Preservar este papel debe ser un objetivo prioritario para el Govern. El impacto real de la operación entre Air Europa e Iberia en Balears se conocerá con el paso del tiempo, aunque es importante empezar a trabajar de cara a un escenario futuro que, al menos, mantenga los actuales niveles de conectividad y también los estándares de calidad que siempre ha ofrecido la aerolínea de Juan José Hidalgo.