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La financiación de la entrega de premios de una cadena de radio dedicada a la música juvenil con cargo a fondos del Impuesto de Turismo Sostenible ha sido la gota que ha colmado el vaso de la paciencia del sector hotelero y ha vuelto a situar en el foco de la polémica el cobro de la ecotasa. Desde la Federación Empresarial Hotelera de Mallorca exigen la derogación del gravamen al considerar que su razón de ser se ha desvirtuado. Sostienen los hoteleros que su destino se enfoca a inversiones que nada tienen que ver con el turismo sostenible y, por tanto, el objetivo del impuesto queda desnaturalizado.

Debate reabierto

No le falta razón a la patronal al señalar que la llegada de fondos europeos para afrontar inversiones medioambientales y turísticas propicia dejar sin efecto, al menos durante 2022, la recaudación del impuesto. El análisis del sector es plausible, tanto como criticable la falta de tacto del Govern a la hora de subvencionar eventos que si bien procuran un retorno en forma de promoción turística, podrían haberse patrocinado con cargo a presupuesto propio. El Ejecutivo de Armengol se habría ahorrado así la reapertura del debate sobre la ecotasa, cuando los empresarios y hasta la oposición parecían haber asumido su inevitabilidad.

Coyuntura excepcional

Los hoteleros denuncian cierto comportamiento abusivo del Govern en el destino y gestión del impuesto. No obstante, la criticada desnaturalización del impuesto debe enmarcarse en la excepcionalidad del momento actual. Las administraciones públicas no se han arrugado a la hora de hacer frente a los devastadores efectos que la COVID ha provocado entre los estratos más vulnerables de la sociedad balear. Un esfuerzo en absoluto gratuito que ha mermado las arcas públicas. Por tanto, frente a tal coyuntura, queda justificado el uso de todo fondo público para paliar los daños que la pandemia ha ocasionado. Incluso el procurado por la ecotasa.