La sala donde se dio la conferencia el pasado jueves se llenó de público. | R.L.

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Hace tres semanas os adelantamos que se iba a presentar en el Centro de Historia y Cultura Militar de Baleares, bajo el nombre de Cartas desde el frente, una exposición que aunque tiene que ver con la Guerra Civil de 1936 a 1939, en ningún momento se ensalza ni se tira por los suelos a ninguno de los dos bandos. Una exposición sin connotaciones políticas que reúne 360 cartas escritas por un hijo y una madre, mientras aquel estaba en la guerra, lejos de casa y de su familia.

El pasado jueves el historiador y archivero del citado centro, Francisco de Asís Maura, pronunció una conferencia sobre este tema a la que asistió un numeroso publico. Todos siguieron con sumo interés el contenido de la misma, que giraba en torno al contenido de la exposición, en la que se muestra como un hijo le cuenta a su madre lo está pasando en el frente y las respuestas de esta… Aunque, en realidad, quién contesta las cartas es su hermana, Margarita, que escuchaba lo que quería transmitirle la madre, ya que esta no sabía ni leer ni escribir.

Los protagonistas

La historia se desarrolla en dos lugares. Uno es Esporles, de donde es el soldado que va al frente, Jaime Nadal Tomás de 27 años de edad, y que es también donde viven su madre y sus hermanas Margarita, Magdalena y María –el domicilio exacto es calle Mayor, finca del Garroveral–, siendo esta última quien guardaría todas las cartas en una caja de zapatos. La propia María las depositó en el centro histórico de La Almudaina, en el palacio del mismo nombre frente a la Seu de Mallorca, desde donde años después serían trasladadas al Centro de Historia y Cultura Militar.

Algunas de las cartas entre madre e hijo se muestran al público.
Algunas de las cartas entre madre e hijo se muestran al público.

El otro lugar son las distintas ciudades por las que pasó Jaime camino del frente como Sevilla, Guadalajara, Jadraque, entre otras. Y las trincheras en las que estuvo el resto de la contienda como Espinosa de Henares, Teruel, Corbins, Balaguer y la batalla del Ebro y Barcelona, donde se toma la ciudad, para después regresar a Palma, «hecho un palo, de lo delgado que llegó, sobre todo, después de la batalla de Teruel», comentó el historiador Maura durante la conferencia. «Hay que decir también –añadió– que si en sus primeras cartas la letra no era muy buena, y había muchas faltas de ortografía, las últimas, tanto caligráfica como ortográficamente, eran más propias de un escritor que de un soldado sin mucha cultura que escribía a su madre desde primera línea de la guerra».

Lo que se contaban

¿Que qué le contaba el hijo a la madre? Pues, generalmente, todo lo que acontecía a su alrededor. Sobre todo cómo era su día a día, las ganas que tenía de volver a encontrase con ellos en Esporles, y lo preocupado que estaba porque no les sucediera nada, o porque se preocuparan por lo que le pudiera ocurrir a él. También les contaba que sus compañeros, que eran de distintas provincias españolas, no entendían que un chico como él, que vivía en ‘sa Roqueta’ –que es como se refería a Mallorca cuando les hablaba de su isla–, quisiera tanto a un pedacito de tierra perdida en el mar Mediterráneo. También, en otras ocasiones, les decía que no le mandaran más cajas con comida por temor a que se pusiera mala. Por su parte su madre, a través de su hermana, le contaba cómo era la vida en Esporles y las ganas que tenía de volverle a tener entre ellos. Y desde luego, en esta relación epistolar no había ningún exabrupto contra el bando contrario. Lo que importaba era ellos y saber cómo estaban. «Tal vez lo más bonito –comentó Maura–, es que la Guerra Civil se cuenta desde la perspectiva de la madre, de la hermana y del soldado, sin bandos, sin rencores… Solo con el bando de la Humanidad».

A medida que pasaba el tiempo, los textos de Jaime mejoraban.
A medida que pasaba el tiempo, los textos de Jaime mejoraban.

También vemos lo mucho que se ensalza la importancia del cartero, portador de la vida y de la muerte en su cartera. Cartero al que se espera con ilusión, aunque también con temor, por las noticias que pueda traer… O porque no trayendo la carta del hijo, del hermano o del amigo, puede hacer pensar que ha pasado algo malo… Por otra parte, muchos no se explican que con el movimiento de tropas que hay en el frente, que cada día están en un lugar, la carta tarde o temprano siempre llegue.

En un momento determinado de la exposición, el conferenciante proyectó una fotografía del III Batallón de Campos, al que pertenecía Jaime, pero en la que no aparecía aunque sí se podía ver a un amigo suyo, Nofre Perelló también de Esporles, que es el que está a la derecha de los dos curas. Y es que en el momento en el que se hizo la instantánea Jaime estaba haciendo la instrucción.

Soldados del III Batallón de Campos, al que pertenecía Jaime. Este no aparece en la fotografía porque cuando se tomó estaba haciendo la instrucción.
Soldados del III Batallón de Campos, al que pertenecía Jaime. Este no aparece en la fotografía porque cuando se tomó estaba haciendo la instrucción.

Se casó a la vuelta

Concluida la guerra, Jaime regresó a Mallorca, poniéndose a trabajar casi de inmediato en Palma, en el Horno de la Gloria. Tiempo después se casó con una chica de Santa María, con la que tuvo cinco hijos, de los cuales hoy sobrevive uno. «Vive en Andratx –dice Maura–, y espero poder hablar con él pronto».

Maura, archivero y conferenciante.
Maura, archivero y conferenciante.

Jaime, que como hemos dicho empezó su relación epistolar con letra de escolar inexperto, pero que la terminó con otra muy mejorada, llegó a Mallorca portando un precioso poema, escrito por él, que se puede ver en la exposición. También sabemos que durante la contienda, en los tiempos libres, junto con otro soldado de Esporles, Lorenzo Matas, sin saber ninguno de los dos de música, componían boleros y coplas.