Leroy Stryewski y ‘Sombra’ forman un duo particular: el felino se pasea por toda la Isla a lomos de su amo

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Este gato no necesita botas para hacer senderismo. Se desplaza por la Isla en moto o bicicleta. En los aviones se siente relajado mientras disfruta del paisaje. Y también le gusta sentarse en el hombro de su amo, Leroy Stryewski, que ya no se imagina la vida sin ‘Sombra’. Dondequiera que estén, llaman la atención de propios y extraños. «¡Sombra tiene un efecto antidepresivo!», afirma Stryewski. «En cuanto nos ven, sonríen de oreja a oreja. Todo el mundo me habla, o se dirige directamente al gato».

A la mayoría podría sorprenderle que este felino no se separe de su amo, un vínculo más común con los perros. «Lo adopté cuando vivía en Colonia, todavía era muy pequeño. Lo crié como a un perro, me lo llevaba a todas partes. Y si mis amigos no tenían jardín, incluso me llevaba su arenero: bajo el brazo izquierdo, el arenero, y a la derecha Sombra, en su transportín», explica Stryewski entre risas.

Sombra tiene ahora tres años y llegó a la Isla con su en junio de 2022. Ambos se adaptaron rápidamente y la mudanza fue emocionante. «Vinimos en coche. Sombra puede se mueve por todas partes. O se tumba en mi regazo y duerme, o mira por la ventanilla desde el asiento del copiloto o el asiento trasero», afirma su amo, de 33 años. Ahora bien, el gato entendió que el espacio para los pies y el salpicadero son zonas prohibidas. «En Barcelona, viajamos en ferry. Disfrutó del viaje y del paisaje marítimo». Al llegar a Mallorca, la curiosa pareja vivió en Portocolom, cerca de Cala Marçal. «Era, una zona perfecta para Sombra, ya que podía deambular a sus anchas. Le puse un rastreador. Recuerdo un día en que estuvo mucho tiempo fuera, me preocupé y logré localizarlo con mi teléfono móvil. Encontré su ubicación exacta por el sonido. Cuando sonó encima de mí y levanté la vista, Sombra me miraba a los ojos, encaramado en la rama de un árbol. La situación nos pilló a los dos por sorpresa».

Stryewski, quien juega al fútbol americano en el Mallorca Voltors, se ha trasladado a Palma. Juntos visitan la ciudad o la playa de Can Pere Antoni. «Le encanta ir en bicicleta y absorbe todo lo que le rodea como una esponja. Pero ir en moto no le gusta tanto, es demasiado ajetreado. Y tampoco le gustó el casco para gatos, que encargué para él en especial», se lamenta Stryewski.

En cambio, ambos disfrutan de pasear por las estrechas calles de Palma, cruzar la Plaça Major o contemplar la Seu. El gato se sienta en el hombro de su dueño, que mide más de 1,90 metros, y disfruta de la vista panorámica. Esté donde esté, estegato de pelaje de plata y ojos esmeralda atrae las miradas como un imán. Es casi una celebridad. «Suelo estar a su sombra», admite su dueño, que comparte sus aventuras y peripecias en la cuenta de @shadowthecatventurer, en Instagram.