La Escolania dels Vermells está compuesta por 42 niños, de entre 7 y 14 años. | Pere Bergas

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Las dulces voces infantiles retumbaban con fuerza en los muros de la Seu. «Cuando lo hacéis bien, me dais mucho miedo», les decía la soprano y directora Gloria Berón a sus jóvenes pupilos. Este martesla Catedral de Mallorca acogió el ensayo general del Concert de Nadal de l’Escolania dels Vermells de la Seu, que tendrá lugar el viernes, a las 19.00 horas. De entrada gratuita, el recital estará compuesto por piezas sacras y navideñas, y contará con la música del organista de la Seu, Tomeu Mut. Este es el primer recital navideño en la nueva era de la Escolania.

El origen de los vermells se remonta a la Edad Media. Se cree que la institución desapareció a finales del S. XVIII, y no fue recuperada hasta el año 2000, cuando el canonge y director del colegio Sant Josep Obrer, don Sebastià Arrom i Coll, conoció de su existencia y la recuperó, enfocada a los alumnos del centro. Y, en 2019, se proyectó un cambio en el modelo de la Escolania, «pensamos que se debía abrir a todos los niños y colegios que desearan formar parte. Ahora ya estamos en el segundo curso y hay niños de distintas escuelas e incluso municipios», explica Pere Oliver, responsable de Pastoral y prefecto de Liturgia y Música de la Seu, a lo que Berón, que el viernes dirigirá su primer concierto con la Escolania, añade que «si tienes un hijo en la escuela pública que desea cantar y tiene buena voz, ¿por qué no lo vamos a recibir?».

La Escolania dels Vermells está compuesta por 42 niños, de entre 7 y 14 años que, a su vez, se dividen en dos grupos: el general, donde están los recién llegados, y «el de alto rendimiento, de 18 niños. En este se hallan los más comprometidos, con ambición de seguir estudiando. La Catedral les ofrece estudios de música gratuitos», explica Berón. Así, todos ensayan los viernes y, los del grupo reducido, también los martes o jueves.

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Este martes resultaba curioso ver cómo, a pocos metros del lugar del ensayo general, en el claustro de la Seu, Anna Turell celebraba su octavo cumpleaños con sus amigos del coro. Puede parecer una anécdota, pero resume muy bien la filosofía de la Escolania, que respeta la infancia y sus necesidades. «Tratamos que suene lo mejor posible, pero ni se presiona a los niños ni se les hace ensayar cada día. Intentamos que estén en calma y alegres, porque con esa ansiedad no eres feliz ni alcanzando tus metas», afirma Berón, para quien la paciencia es clave en la pedagogía: «Al niño no le hago una prueba exhaustiva. Puede que desafine y, a los cinco meses, sea una voz excelente».

Para Oliver, la formación musical es muy positiva en el desarrollo personal de los niños, «la música abre la mente y favorece la autoexpresión. Crece su autoestima y, al mismo tiempo, desarrollan su sensibilidad, tanto musical como espiritual. Porque está claro que la espiritualidad, sin nada de presión, existe. Cantan en las misas o les hablo de Dios, pero comulgan si quieren. Lo que sí tenemos claro es que no queremos explotar a los niños. Hemos rechazado algunos conciertos por ese motivo, para darles descanso y no estropear sus vacaciones».

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Los cantaires tienen claro su cometido. «Siempre me dio miedo cantar sola y un coro es amigable para empezar. La Seu es un lugar muy especial, imponente. Incluso los ensayos son bonitos, porque la acústica es muy diferente», explica la mayor del coro, de 16 años, Maria del Carmen Caldés, quien estudia el bachillerato de Música y Artes Escénicas y sueña con ser cantante de ópera. «Yo canto para los demás, para que la gente cante y hacer más alegres las misas», afirma Àngela Vicente, de 11 años. «Nos hemos preparado muy bien el concierto, y llevo muy bien la Sibil·la», concluye Adrià Sánchez, un niño de Santa Eugènia que interpretará este canto ancestral.