El churrero José Antonio Barranco Porcel. | Click

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El churrero y feriante José Antonio Barranco Porcel ha instalado un año más su churrería en la confluencia de Blanquerna con Santa Pagesa, espacio que ocupa desde los últimos 15 años. Con una dilatada experiencia en el sector, Barranco también pone a escasos metros una atracción para que los más pequeños, que suelen acompañar a su padres y abuelos a por churros, puedan jugar con las bolas. José Antonio desvela las claves de su profesión.

Ustedes, los churreros, son algo así como el preludio de la Navidad ¿no?
-Bueno, a lo largo del año hay churrerías abiertas en algunos puntos de la ciudad, pero sí que es verdad que aparecemos a principios de diciembre en algunos barrios… Entonces se podría decir que sí, que somos preludio de la Navidad anunciando que esta está cerca.

¿Cuál es el mejor momento para ustedes?
-Puede que las primeras semanas, por aquello de la novedad, pero cualquier día es bueno, siempre qué...

¿Qué…?
-Siempre que no sea un día de viento, ya que puede ser nuestro peor enemigo, incluso más que la lluvia. No sé, pero los días de viento parece que la gente es más reacia a salir.

Suponemos que la pandemia les causó estragos…
-No se lo puede ni imaginar, pero bueno, como a todo el mundo. Nunca olvidaremos los días 11 y 12 de marzo, aquel viernes de 2020 que fue cuando nos cerraron y nos mandaron a casa a todos. Pasamos prácticamente dos años en blanco, tanto en salir a vender churros como en la feria del Ram, que también quedó cerrada. Afortunadamente en 2022 se hizo la luz y todo volvió a la normalidad, aunque bastantes se quedaron en el camino. Y es que fue muy duro, sobre todo para el comercio en general y para quienes nos ganamos la vida en la calle. En realidad fue muy duro para todos.

Volvamos al churro. ¿Es siempre igual? ¿sabe siempre igual?
-En cuanto a ingredientes, sí. Que salgan mejor o peor dependerá del cariño que le pongas a la hora de hacerlos. También hay churros de chocolate, que no es más que los churros normales bañados o rebozados en chocolate.

¿Además de churros, qué otros productos hacen?
-Manzanas de caramelo, bolas de crema y chocolate… Pero el rey, no le quepa la menor duda, es el churro.

Quiénes son los mejores clientes?
-Los abuelos, los papás y los niños. Luego, los jóvenes.

¿Cuál es la medida que más se suele pedir?
-Generalmente la del cuarto de kilo, que pesamos delante del cliente, en la que caben de 11 a 13 churros y que yo cobro a 4,50 euros, el mimo precio de antes de la pandemia. ¿Que por qué? Porque no todo el mundo tiene dinero, por lo que prefiero ganar un poco menos y servir más, con lo cual a la larga salimos beneficiados todos.

Imagine que compro churros por la noche y que me como unos cuantos de postre… ¿Qué hago con los que sobran? ¿Los guardo y al día siguiente los caliento en el microondas ?
-¡En el microondas, nunca! Se echan a perder. La mejor opción es guardalos en un plato y, si quiere, los cubre con una servilleta y al día siguiente, tal cual están, se los come mojándolos en café con leche o en chocolate. Porque mojándolos en uno u otro recuperan su sabor. ¡Nunca hay que recalentarlos! Es echarlos a perder...

El churro engorda, ¿no?
-Vamos a ver. Todo lo que es masa, aceite y azúcar, engorda. Por lo tanto hay que ser moderado a la hora de comerlos. Además, los churros no suelen comerse a lo largo de todo el año, sino que hay temporadas que se comen más, como hay otras en que no se comen tanto. En verano, por ejemplo, no apetecen. Por ello lo mejor es ser comedidos, no nos atraquemos, ni los comamos a diario y si lo hacemos, que sea con moderación.

¿Qué hace el churrero tras servir el último pedido?
-Quitar el aceite que sobra y dejar todos los utensilios utilizados limpios. El interior del recinto también de deja totalmente ordenado para que al día siguiente, cuando se vuelva a abrir el puesto, esté todo en orden y preparado para una nueva jornada.

¿Cuántos litros de aceite gastan al día?
-Depende del día, claro, pero entre cinco y diez litros. Hay días que cinco, otros que ocho, otros que más…

Le hemos visto en el Ram muchos años...
-Llevo desde hace más de cuarenta años. Sí, más de cuarenta como los miembros de la Asociación de Feriantes en la que he desempeñado varios cargos, como presidente, vicepresidente y vocal.

¿Contentos con la ubicación actual de la feria?
-Desde luego que sí. Si durante el tiempo que estuvimos en el Cami de Jesús estuvimos bien, ya que la gente de Palma iba al Ramb a pie. Ahora todo el mundo va a todas partes en coche y encima donde estamos tenemos todo tipo de servicios, empezando por un parking y siguiendo por seguridad, así que estamos muy contentos. También -recuerda-, a título particular, entre 2007 y 2014 me encargué del funcionamiento de las dos cafeterías del Parc de sa Riera.

¿Qué le pedirían los feriantes al nuevo alcalde?
-Pues que nos ayude si le necesitamos, ya que los feriantes somos gente humilde que no solemos pedir mucho. Nuestro objetivo es llevar la alegría por unas horas, tanto a mayores como a pequeños.