El coordinador de zona que envió Cort al parque se entrevistó con algunos de los vecinos y tomó nota de los numerosos desperfectos que hay allí... | Click

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Pues al César lo que es del César. Lo decimos porque a la denuncia de la situación en que se halla el Parc Reina Sança de Nàpols –suelo completamente desnivelado, con muchas baldosas levantadas; de los seis focos que lo iluminan por la noche, cuatro están fuera de servicio; lona de goma del parquecito infantil despegada, verja que lo rodea rota, canastas de baloncesto antirreglamentarias, etc.–, ha causado su efecto, puesto que la semana pasada, dos días después de la publicación de esta noticia en esta página, el Ajuntament de Palma reaccionó enviando al coordinador de esa zona, que se reunió con algunos vecinos, quienes le mostraron las deficiencias, que fotografió para ilustrar el correspondiente informe para el departamento municipal de Infraestructures.

Uno de los vecinos, Biel Bonnín, manifestó que al anterior gobierno municipal le habían denunciado varias veces la situación del parque, pero sin resultado, «sin embargo, ahora, nos ha sorprendido la rapidez con la que han actuado, enviando al coordinador, que no solo ha hecho el informe, sino que al día siguiente llegaron obreros, pegaron la lona del parque infantil para que no se levantara y lo cerraron, pues por lo que parece van    a hacer las obras que sean necesarias para dejarlo en perfectas condiciones para que los niños jueguen sin peligros, cosa que no sucede ahora». Pues nos alegramos por los vecinos, a la vez que nos asombramos por la rapidez con la que ha actuado el negociado correspondiente de Cort.

Mientras, el Krekovic sigue mal

Por otra parte, volvemos a denunciar el pésimo estado del parque Krekovic, vecino del Wifi, este construido por el gobierno municipal liderado por el actual senador, Hila, donde no se repararon gastos, quedando un parque que para mi barrio lo quisiera, pero que nada tiene que ver con el estado en que se encuentra su vecino, donde el estanque está vacío, las fuentes no tienen agua, los caminos dejan que desear dado su mal estado, la caseta que en su día fue bar está vandalizada con pinturas de todo tipo, las baldosas del suelo que la rodean están levantadas, y… Pues por todo ello, los usuarios, ¡y con razón!, están que trinan sin entender por qué el vecino tanto y ellos tan poco.

A la entrada del vecino parque Wifi nos encontramos con que la basura sigue ahí, y la zona verde necesita algo más de riego y más cuidados en general.

El anterior consistorio, pensando en que iba a ganar las elecciones,    dijo que lo iba a arreglar, pero las urnas los mandaron a la oposición, dejándoselo en herencia a los que llegaron, a quienes ahora les apremiarán para que haga las obras que el caso requiere… Que no son pocas. Por eso, lo justo sería que antes de emprender nuevos proyectos, el consistorio arreglara    las deficiencias que han heredado.    De lo contrario, a nada que pase el tiempo, se lo van a echar en cara. Como también puede que le echen en cara no hacer lo que no hicieron sus antecesores: desvandalizar paredes y monumentos y reducir la mendicidad en las calles. (Por cierto, y ya que estamos, no vendría mal un poco de atención al estado actual del Wifi. Los domingos no pasa el servicio de limpieza, y no estaría de más regar, y cuidar, sus zonas verdes).

La cabina en desuso

La ciudadanía en general estaría de acuerdo con que las cabinas de teléfonos esparcidas por la ciudad, e imaginamos que por algunas localidades de la Isla, fueran retiradas. Por dos motivos: porque están fuera de todo servicio, y porque dado su estado, afean el entorno en el que se encuentran.    Y también porque son un peligro, según nos comenta    Biel, propietario del bar Profit, de Balmes, 20, de Palma. «Como ve –nos dice– la cabina la tengo delante del bar. Y como ve también está inservible, con pegatinas de publicidad y en su interior, llena de grafitis. Y si se fija –señala ahora su parte posterior–, aquí había un cristal, que alguien con una piedra rompió. Llamamos a la policía y lo precintaron, pero ahí sigue, con trozos de cristales dentro, por lo que cualquier niño que pase por aquí, que pasan muchos, si mete la mano se puede cortar».

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Para Biel, dueño del bar que está enfrente, esta cabina es un peligro.

El hombre, además, denuncia que «muchas mañanas, cuando llego sobre las cinco, encuentro la cabina llena de orines y defecaciones lo que significa que muchos la utilizan como váter, lo    cual me obliga a limpiarlo. También me preocupa que en ella se pueda esconder alguien, esperando a que llegue, para asaltarme… Que tal y como están la cosas, puede ser».

Biel ha averiguado, preguntándolo, que, a principios de año, el anterior alcalde contrató a una empresa para que retirara las cabinas de Palma, lo cual es cierto, pues la noticia se publicó en los medios. Es más, Hila se hizo una foto cuando se llevaron la que había en s’Escorxador, la primera en ser retirada. «Pero, según me han dicho, tras retirar unas ocho cabinas, dicha empresa se trasladó a Barcelona, y…».

Pues eso, que como Palma sigue inundada de cabinas de teléfono inservibles y sin ninguna utilidad, al actual gobierno municipal le toca retirarlas: porque no sirven para nada, porque afean el entorno, porque están forradas de publicidad, y porque –según explica el dueño del bar– son foco de suciedad, además de un peligro.