Cuando viajar te cambia la vida: la historia de Nerea y Jorge a través de 30 países. | nerea casado

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La cuestión es viajar. Es el late motiv de Jorge Sureda (Palma, 1991) y Nerea Casado (Madrid, 1992), una joven pareja a la que viajar le ha cambiado por completo la vida y las prioridades. «Cuando no has salido y no conoces mundo, piensas que tu país tiene la mejor comida, la mejor cultura y no ves más allá. De eso va viajar, de ver las cosas con otra perspectiva, de abrir la mente», asegura Nerea, prueba de ese cambio de valores es su propia historia.

Se conocieron en una discoteca de Can Pastilla en 2012 y hasta los 25 años llevaron una vida de lo más normal. Centrados en sus estudios y trabajos, salían de vez en cuando con amigos caía ocasionalmente alguna escapada de pocos días a algún destino turístico. Siempre dentro de Europa. «El viajero era mi hermano, que cuando podía se iba un mes a ver mundo, pero a nosotros no nos llamaba la atención», comenta Jorge. El principio del fin de aquella época lo marcó su primer gran viaje, a Tailandia. Veían aquel destino por todos lados. Nunca habían viajado ni siquiera una semana juntos, pero el universo se confabuló para ponerles en bandeja de plata la oportunidad: a Jorge se le acababa un contrato y Nerea tenía que esperar varias semanas antes de encadenar otro. Así, la pareja emprendió durante 28 días una ruta por Tailandia.

Nerea y Jorge en su primer día en Bangkok en 2017.

«A mí me explotó la cabeza. Era todo diferente: los paisajes, la comida, el estilo de vida de la gente...», rememora Nerea. No solo experimentaron la vida lejos de las fronteras, sino que fueron claves los encuentros con otros viajeros que llevaban seis o más meses de ruta para percatarse de que aquella vida, la del «viajero de mochila y no de maleta con ruedas», dice Jorge, era la que querían. Al volver, llegó el periodo que conocen como 'la hostia': «Me vi otra vez dentro del sistema: trabajo, rutina...Mi mente aún estaba en Tailandia. Solo pensaba en volver a irme otra vez», dice Nerea.

Así, nada más llegar, comenzaron a planificar posibles futuros viajes. Visitaron Marruecos, hicieron un tour por Europa, pero viajes solo de quince días, limitados por las cuatro semanas que tenían de vacaciones al año y que no les bastaban. Recién aterrizados de Marruecos se propusieron ahorrar al máximo para poder permitirse un gran viaje con mayúsculas. El 12 de octubre de ese mismo año partieron seis meses a recorrer Sudamérica. Ya fuese en bus, en avión o haciendo autostop recorrieron la región e hicieron trekking en la Patagonia, bucearon con tiburones en las Islas Galápagos, vieron el efecto espejo tras las lluvias en el salar de Uyuni de Bolivia (un desierto de Sal más grande que Mallorca) y subieron a Machu Pichu, entre otras muchas paradas. «Me quedo con Perú, por el misticismo y la energía de ese lugar, y Argentina, por le carácter abierto de sus habitantes», reconoce Nerea.

Laguna Paron en Huaraz, Perú, 2018.

Al volver de semejante experiencia, tan solo pasaron seis meses -en los que aprovecharon para ahorrar- para volver a irse, esta vez, a recorrer el Sudeste asiático: Laos, Vietnam, Myanmar -uno de sus destinos estrella-, Camboya...pero el plan se torció de camino a Filipinas, tras lo que iban a pasar a Nueva Zelanda a trabajar. Era el 16 de marzo de 2020 y en el aeropuerto, a punto de coger el avión, «se apagaron las luces, las pantallas se encendieron con todos los vuelos cancelados. Se habían cerrado las fronteras de muchos países, se mantenían solo dos vuelos: a Singapur y Bali. Así que nos fuimos a Bali», explica Jorge. Mientras España estaba confinada, Jorge y Nerea pasaron aquellos meses en el norte de la isla de Indonesia, en un bungalow a cien metros de la playa por ocho euros al día.

Vang vieng, en Laos (2019).

Relaciones fugaces

De la gran cantidad de recuerdos fruto de numerosas experiencias, guardan con especial cariño las estrechas pero fugaces relaciones que se crean durante los viajes. Viendo mundo han podido conocer no solo paisajes, sino también personas espectaculares, con algunas de las cuales aún mantienen contacto: «Son amistades efímeras pero mucho más intensas que las que mantienes en tu propio país», apunta ella a lo que él aclara: «Te conoces cuando vivís los dos un momento intenso. Cuando viajas estás en tu mejor versión, esa positiva y sin preocupaciones que querrías ser siempre, es la que muestras y la que recibes de otros viajeros».

Entre sus amigos por el mundo, uno de los primeros fueron una pareja de argentinos de septuagenarios que conocieron un día en la isla de Kohlipe, en Tailandia: «Cuando fuimos a Sudamérica, dos años después, pasamos por Mendoza a visitarlos y resultó que eran los dos millonarios y nos alojaron en su mansión ¡Quién nos lo iba a decir cuando los conocimos en bañador en la playa!», expresa Nerea.

Nuevo proyecto

Nerea y Jorge comenzaron a compartir algunas instantáneas en Instagram (@lacuestionesviajar) durante su viaje a Sudamérica. Desde entonces, han creado una pequeña comunidad de amantes de los viajes en esta red social. Ahora, preparan, no solo otro gran viaje, sino que tratarán de profesionalizar su contenido, en una clara apuesta por una vida totalmente nómada, que, dado su espíritu entusiasta, casi seguro conseguirán.