Antonella Granados, en una de sus escapadas para recuperar energía.

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A simple vista, Antonella Granados (Palma, 1979) parece una ‘superwoman’. Se levanta cada día a las seis de la mañana, hace ejercicio y medita antes de hacerse cargo de sus tres hijos y dos trabajos. Además, ha creado una comunidad online, en la que divulga consejos para mantener una vida saludable. Con la agenda llena de tareas, parece llegar a todo y siempre con una cálida sonrisa por delante. ¿El secreto? Granados lo tiene claro: «Dedicarnos un tiempo cada día a cuidar de nosotros mismos es fundamental».

Pese a que actualmente irradia serenidad y positivismo, la búsqueda de Antonella por la salud comenzó con un acontecimiento trágico: «Mi padre murió cuando yo era muy pequeña y supongo que eso me marcó y me hizo ser consciente de la importancia de cuidarse». Desde los trece años, Antonella devoraba toda información que encontraba acerca de la vida saludable, en cualquiera de sus formas: libros, revistas o hasta documentales. Se convirtió en toda una experta en y en 2010, con la proliferación de los blogs del internet 2.0, decidió dar el paso y explicar de forma sencilla a la población general todo lo que llevaba aprendido. Del blog dio el paso a Instagram (@antonella_mallorcanutrisana), donde ha logrado consolidar una comunidad con intereses parecidos y divulgar su mensaje con mayor alcance.

Antonella Granados, grabando un vídeo de una receta saludable para sus redes sociales.

Maestra de Primaria y nutricionista de formación, ahora se centra en la divulgación en redes sociales y en consultas grupales e individuales en persona. «Me vienen muchas mujeres para que les ayude a conseguir mantener una vida saludable en todos los sentidos. Se sienten sin rumbo y con poco tiempo», explica. En la vorágine de la sociedad actual, incide, es muy fácil perder el rumbo y acabar yendo en piloto automático: «Te levantas por la mañana con unos objetivos y el día a día te va llenando de obligaciones. Es muy fácil perderse». Ella propone resolver la problemática mediante la implementación de hábitos en dos vías: la alimentación y el autocuidado.

Alimentación

«Cuando en el intestino algo no va bien en el cerebro tampoco. No tenemos esa claridad. Cualquier cosa nos parece un obstáculo muy grande». La nutrición es uno de los puntos a abordar para alcanzar esa plenitud que persigue Antonella. «La gran pandemia de hoy en día es la inflamación, el desequilibrio entre omega 6 -muy presente en ultraprocesados- y el omega 3 -que nuestro cuerpo no puede fabricar y que obtenemos a través de alimentos naturales, como el pescado o los frutos secos». Ese desbalance dispara, entre otros indicadores, el cortisol, la conocida hormona del estrés, desencadenando no solo una mala salud física, sino también un estado emocional inestable.

Autocuidado

En cuanto al desánimo y la falta de tiempo de la que acusan la mayoría de sus consultas, Antonella incide en que «es fundamental dedicar un tiempo cada día a cuidar de nosotros mismos». Con apenas 15 minutos de autocuidado consciente diario, una buena organización y una alimentación antiinflamatoria, asegura, «los cambios llegan. En pocas semanas sobre todo se nota a nivel anímico, de autoestima. Cuidarnos nos hace felices y más sanos». No existe otra fórmula mágica. A todos los seguidores y pacientes que le preguntan, responde lo mismo: el éxito está en los hábitos y la disciplina que se necesita para mantenerlos.

Trabajando con sus socias.

«Por ejemplo, yo entre semana me levanto a las seis, hago media hora de ejercicio en casa -aunque basta con siete o quince minutos-, me ducho con agua fría, que activa el metabolismo y es buenísima para el sistema inmune». Ya después despierta al pequeño y empiezan las obligaciones de cara a los demás. Eso sí, «ya a primera hora estoy con la sensación de tener los deberes hechos, porque me he cuidado a mí primero y estoy lista para responder de cara al resto», apunta, aunque recuerda la importancia de disfrutar de las comidas sociales y de despertarse tarde y relajado los fines de semana: «Hay que tener un equilibrio y no pretender estar siempre al 100 %. Eso es imposible». Cuidarse es también comunicarse, ya sea con la pareja, los hijos o en las relaciones sociales o laborales. Respetarse, dice, incumbe asimismo una buena conciliación entre todos los frentes que tenemos abiertos.