Las fuertes rechas de viento han deslucido las Beneïdes de este año, que han contado con una tímida participación. | Pere Bergas

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Tras dos años de parón y en compañía de sus humanos, perros, gatos, y alguna que otra ave, han desfilado la mañana de este martes por las calles de Palma para participar en las tradicionales Beneïdes de Sant Antoni, en la calle de Sant Miquel. Las fuertes rechas de viento han deslucido las Beneïdes de este año, que han contado con una tímida participación. A las 10.30 horas, los primeros asistentes se han reunido en la plaza de la Seu. Allí canes y aves estaban algo nerviosos a causa del viento, y los presentes se han trasladado rápidamente a la calle del Parlament.

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«Este tiempo no es bueno para ellas, porque no pueden ni abrir las alas», explica Cándido Pérez, de la Associació de Falconeria Balear, que bendijo a 'Fosca', un águila de Harris. Media hora después, con la Policía Montada, la Banda Municipal de Música y los Tamborers de la Sala al frente, los presentes comenzaron el recorrido hacua Sant Antoniet.

Acabada la misa, junto al alcalde de Palma, José Hila, y el regidor de Benestar Animal, Ramon Perpinya, el vicario de Sant Josep Obrer, Joan Cozar, preparó el hisopo, con el que roció alrededor de un centenar de animales. Los perros no entendían nada, los gatos mostraban una indiferencia total al agua bendita y las aves rapaces estaban completamente desubicadas; los que mejor parecían pasárselo eran las personas, que también recibieron la bendición de Cozar.