Los investigadores creen que sería muy valioso estudiar si medicamentos como la metformina, que ya se utiliza con éxito para el tratamiento de la diabetes tipo 2, pueden ayudar a los pacientes con Alzheimer. | Gerd Altmann

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Investigadores de la Universitat Pompeu Fabra (UPF) de Barcelona han descubierto que el péptido b-amiloide monomérico, que contribuye a la enfermedad de Alzheimer, imita a la insulina favoreciendo la entrada de azúcar en las neuronas, pero con la edad su comportamiento es el opuesto. Por ello, tras los resultados de este trabajo, que publica la revista Brain Communications, los investigadores sugieren probar si medicamentos como la metformina, que ya se utiliza con éxito para tratar la diabetes tipo 2, puedan servir en el tratamiento del Alzheimer.

Según ha explicado el investigador de la UPF Francisco Muñoz, el péptido b-amiloide monomérico es protector cuando está en forma monomérica y contribuye a la enfermedad de Alzheimer cuando está agregado. «Desde pequeños el cuerpo libera péptido b-amiloide monomérico desde todas las células del organismo, aunque es en el cerebro donde se genera en mayor cantidad. Aunque sabemos dónde y cómo se produce esta pequeña proteína, todavía desconocemos su función», ha aclarado Muñoz.

Durante gran parte de la vida, el péptido funciona ayudando a la entrada de azúcar en el interior de las neuronas, es decir, cumple el mismo rol de la insulina, pero, según Muñoz, esto cambia con los años y su función se convierte en la opuesta. En este estudio hecho 'in silico' (por computadora), después comprobado in vitro y moldeado mediante biología de sistemas, los investigadores del Grupo de Investigación Bioinformática Estructural y del Laboratorio de Biología de Sistemas Dinámicos (Dynamical Systems Biology Lab) de la UPF, han encontrado que el β-amiloide se comporta de forma diferente con la edad.

Según los investigadores, al envejecer comienza a haber una gran cantidad de β-amiloide en el cerebro, donde se añade formando oligómeros que bloquean el receptor de insulina y que impiden que la neurona capte la glucosa. La investigación ha comprobado que la estructura del péptido se asemeja mucho a la de la insulina, tanto en tamaño como en secuencia y por eso tiene tanta afinidad por los receptores de insulina que se encuentran en la membrana celular. «Existe una relación clara entre los lugares donde se produce más ß-amiloide y los lugares donde existe esta relación de receptor de insulina-glucosa, como el hipocampo», ha detallado Muñoz.

«Que haya tanto péptido no es un problema, pero sí que es que el ß-amiloide monomérico se añade formando oligómeros en hojas beta, un cambio conformacional de la estructura de las proteínas que en los adultos supone siempre el inicio de una enfermedad degenerativa grave», ha señalado el investigador. De hecho, la agregación en hojas beta y la consiguiente formación de oligómeros es la causa común de distintas enfermedades neurodegenerativas, según Muñoz, que pone como ejemplo que el Alzheimer se produce por agregación en hoja beta del amiloide, el Parkinson por la agregación de la beta sinucleína y la Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA) por la agregación de la proteína TDP43.

El estudio contribuye a explicar cómo los oligómeros de amiloide pueden generar la enfermedad de Alzheimer, produciendo un estado de resistencia insulínica en el cerebro, un estado patológico ya descrito con anterioridad.

«En el inicio del Alzheimer se ve una reducción de la actividad metabólica de las neuronas y de captación de glucosa, y eso encaja en que estos oligómeros no maten a las neuronas de forma inmediata, porque la muerte neuronal ocurre cuando hay una sintomatología grave, como las grandes pérdidas de memoria y las desubicaciones espaciales. Pero hasta ese momento lo que hay solo son daños sinápticos, pequeños daños que no matan las neuronas pero que les ocasionan problemas», ha precisado Muñoz. El equipo de Muñoz cree que se podrían hacer estudios en animales para ratificar estos resultados «y también sería muy valioso estudiar si medicamentos como la metformina, que ya se utiliza con éxito para el tratamiento de la diabetes tipo 2, puedan servir en el tratamiento del Alzheimer», ha concluido el investigador.