Virginia Louise, en un espléndido día de este otoño en la playa de Es Carnatge.

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Virginia Louise Leblanc (Portsmouth, Inglaterra, 1966) estaba paseando por Wimbledon Common (sureste de Londres) cuando vio una furgoneta que ofrecía servicios de paseos a perros. «Así fue como se plantó la semilla», explica Virginia, que a finales de 2019 había regresado brevemente a su país natal. «Siempre he tenido perros en mi vida. Los adoro y tengo una conexión especial. Me pareció que había un mercado aquí para un servicio fiable y profesional de paseos para perros. La gente tiene que salir a trabajar y dejar a su perro en casa, y cuando vuelven cansados, tal vez lo último que necesitan es pasear a su perro durante dos horas. Cuando estaba trabajando en turismo y tenía cuatro perros me hubiera gustado haber encontrado a alguien en quien hubiera podido confiar para venir y sacarlos».

Virginia vino por primera vez a la Isla en 1996 como guía para un operador turístico del Reino Unido durante el verano. «Continué con el trabajo los veranos aquí y los inviernos en Andorra. En 2001 tuve la oportunidad de unirme a la industria de cruceros con sede en Palma y así decidí dejar de viajar y hacer una vida aquí. Siempre me sentí como en casa en la Isla y sabía que quería criar a mi familia aquí», afirma esta madre de dos hijos de 13 y 11 años.

Tras unas pérdidas dolorosas en el ámbito familiar, decidió dar un cambio a su vida y en enero de 2020 puso en práctica esa idea que había visto en Londres. «Inicié el negocio en enero de 2020. ¿Quién podría haber sabido lo que iba a seguir? Una pandemia catastrófica que afectó a todo el mundo. ¡He leído que fue el peor año para iniciar un negocio propio en los últimos cien años! Sin embargo, yo estaba determinada a seguir con esta idea». Virginia asegura no tener dificultades para tratar con canes de diferentes razas.

«Realmente no puedo decir que haya una más fácil que la otra. Hay perros que necesitan correr y nadar y jugar y otros mayores que necesitan un paseo suave. Adaptamos todos nuestros servicios para ese perro particular y los socializamos. También hay una planificación y juntamos a unos con otros pensando en quiénes caminarán o jugarán mejor juntos».

Su principal lugar de trabajo es la playa de es Carnatge y ella le llama ‘la oficina’. «Permiten perros y es un lugar maravilloso para ellos. Si tengo un día en el norte de la Isla los llevo a Na Patana, en Can Picafort. Pero soy totalmente flexible y si los propietarios prefieren un paseo por las cercanías de donde viven, pues perfecto».

Ella asegura que el perro más enérgico que tiene es uno propio. «Adoptamos hace poco a Maximus, que creemos que es una mezcla de bóxer, labrador y rotweiller. Viene en todos nuestros paseos y todavía necesita más. Es increíble su vitalidad».

Virginia Louise: «No puedo decir que haya razas más fáciles o difíciles, pero sí perros que necesitan mucha más actividad que otros»

Virginia reconoce que este negocio no es para hacerse millonaria. «Paga las facturas y mantiene a mis propios perros y a mis hijos alimentados y vestidos. Estoy contenta con eso. Las recompensas son muy grandes de otras maneras: ver a los perros felices, clientes satisfechos y ser mi propio jefe».

En la actualidad cuenta con 40 clientes registrados de varias nacionalidades. «Algunos son leales y encantadores. He conocido a mucha gente y perros hermosos y he hecho amigos en todos los lugares. Eso ya es gratificante». Respecto a los nuevos tiempos, se muestra muy optimista. «Estoy a punto de cambiar mi coche por una furgoneta. También quiero tener un uniforme y tal vez trate de encontrar un lugar/propiedad para ofrecer noches de estancia, pero sin perder la sensación de hogar para los perros».