Elaboración de 'espinagades' en el horno Reina María Cristina. | Amalia Estabén

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La festividad de Sant Antoni, tan arraigada en Mallorca, no podrá celebrarse este año con la gran fiesta que le caracteriza, debido a las restricciones sanitarias impuestas por la COVID-19. Por no haber, no habrá foguerons, ni dimonis, ni beneïdes, y las completes serán muy restringidas, pero sí la degustación de las deliciosas espinagades, una de las especialidades más sugestivas de la gastronomía santantoniera isleña. Un pastís que tiene su origen en sa Pobla y Muro, aunque las elaboran en menor medida en otros pueblos y también en Ciutat. La tradición gastronómica de Sant Antoni estará presente en muchos hogares de la Isla.

Cuatro décadas en Palma

En Palma, las espinagades tienen su máximo exponente en el horno Reina María Cristina, donde se mantiene la tradición desde hace más de cuatro décadas y, al ser poblera su propietaria, Margalida Serra, rezuman calidad y mucha sabiduría en el aliño, algo de suma importancia en este producto.

Margalida Serra señala que «una vez acabada la fiesta de Reyes, en el obrador se vive una fuerte actividad durante la semana anterior a Sant Antoni y Sant Sebastià, ya que se elaboran una gran cantidad es espinagades. Son unas fechas en las que una vez al año la gente no quiere desaprovechar la oportunidad de degustarlas. La base de la exquisitez del producto son los ingredientes muy frescos y sobre todo en la forma de aliñarlas, además de rellenarlas de forma generosa».

La importancia de las especias

En ese sentido añade que «esta generosidad, con relación a las especias, en Palma debe ser cautelosa, al contrario que en sa Pobla, donde es norma general. Me emociona pensar cómo se vivía y viven la fiesta de Sant Antoni mis conciudadanos, ya que en la revetla no faltaban en las mesas, después de las completes, las espinagades y las típicas cocas saladas».

Margalida Serra indica que «en Palma está ya muy arraigada la degustación de espinagades. De hecho ya tenemos encargos para particulares y también de oficinistas que siguen esta tradición, tanto por Sant Antoni como Sant Sebastián. Y las dos especialidades, de anguilas y de lomo con col, acaparan totalmente el interés. Es un pastís muy celebrado».