Clientes bebiendo en el 'Bar Chicho'. | M. À. Cañellas

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«Lo siento mucho, pero ha llegado el momento y me tengo que retirar». Así se justifica y despide de sus clientes Juan Pedro Alarcón, de 64 años, que después de 18 regentando el Bar Chicho bajará la persiana el próximo miércoles, día 30 de septiembre, arropado de todos sus parroquianos y su familia.

Este local, ubicado desde hace 40 años en la calle Ticià de Palma, es famoso por servir caña y tapa a un euro. El propietario destaca que «siempre he tenido una excelente clientela en todos los sentidos», aunque confiesa que algunos «me han dicho que están enfadados porque cierro». Ante todo, Alarcón es un hombre querido en este barrio y mantiene la misma ilusión «y la misma fuerza» que el primer día, explicaba este viernes, emocionado.

Palma bar chicho carrer ticià foto Miquel A Cañellas Canella
Juan Pedro Alarcón y su mujer Resu en la barra del bar.

Tapas

De pica-pica, migas, manitas de cerdo, frito mallorquín o papas con salsa, y preparadas por la mujer de Alarcón, Resu, las tapas tienen éxito entre los asiduos. Aunque ‘el Chicho’ es un local humilde no falta la alegría. «La gente quiere esto, un lugar para beber cerveza y disfrutar». Alarcón cree que su bar es el único con este servicio. Además, es uno de los pocos bares donde más cerveza se despacha y a todas horas. Abre a las 06.15 horas y cierra a las once de la noche. «Pero ahora me jubilo, ya tengo la edad de cerrar un ciclo», lamenta. El matrimonio considera que es hora de retirarse para descansar. Juan Pedro Alarcón cuenta con 49 años de experiencia en el sector hostelero. «Se dicen muy rápido», bromea. Para la nueva etapa que está por llegar, los dueños ponen la vista en el cuidado de sus tres nietas y sus hijos.

Día 30 el bar echará las últimas cañas y ofrecerá sus últimas tapas caseras, elaboradas por Resu, el otro gran pilar de este local de barrio.

Los hijos de Juan Pedro y su mujer quieren agradecerle «todos estos años de trabajo y dedicación», aunque también lamentan la decisión del cierre. Aunque no es fácil, dicen que «ya era necesario pasar página».

El Bar Chicho en un principio tenía que traspasarse pero la decisión final es la venta del local. Debido a la situación de la COVID-19 la familia no ha querido organizaar una gran fiesta, pero sí creen que muchos clientes acudirán el miercoles próximo a arropar a los jefes en el último día de cara al público.