Terraza del restaurante Zaranda, dos estrellas Michelin, cuyos clientes deben tener al menos 14 años. | teresa ayuga

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Comer en un restaurante es uno de los placeres que más satisfacción puede producir, pero también se puede convertir en una pesadilla. Y no nos referimos a la calidad alimentaria, sino a que algunos ‘pequeños’ comensales nos puedan amargan algo más que el dulce.

Marga Coll, del restaurante Miceli, ubicado en Selva, tomó la determinación hace ya unos años de prohibir la entrada a los menores de 12 años. «Fue una decisión que me costó mucho, pero recuerdo que hubo un domingo en el que se rompieron varias macetas y los camareros tenían que esquivar a los niños que jugaban entre las mesas. Ahí me dije que había que poner solución a esto. El restaurante se estaba convirtiendo en un local de fin de semana al que venían muchas parejas jóvenes con sus hijos pequeños y como los niños son niños, pues querían jugar, claro».

El cambio del tipo de cocina también influyó para tomar esta decisión. «Apostamos por un menú degustación para el que se necesitaba entre una hora y media y dos horas y, claro, es imposible mantener a un niño pequeño sentado a la mesa tanto tiempo». Marga Coll también gestiona el restaurante Arrels, ubicado en el hotel Melià de Mar. «Como es un establecimiento adults only, la edad sube hasta los 16», explica la chef.

En líneas generales, se podría decir que cuanto más nivel tiene el restaurante, más difícil es que se admitan a niños. Pero esta división tiene que ver más aún con la duración de la comida. Por ejemplo, sería extraño que en un establecimiento de comida rápida se prohibiera la entrada a menores. Pero hay excepciones. Adrián Quetglas, cuyo restaurante homónimo del Passeig Mallorca posee una estrella Michelin, no pone ningún tipo de limitación.

Recomendación

En el Dins de Santi Taura, ubicado en el hotel El Llorenç, no hay una prohibición específica de edad, pero se recomienda que los niños pequeños no acudan con sus familiares si estos van a comer el menú degustación. «Es un servicio de entre dos horas y media y tres horas que necesita un ritmo que no puede ser romper por un bebé llorando porque, además, puede molestar a otros clientes», explica el cocinero de Lloseta. En este restaurante hay unos días a la semana en los que se puede comer a la carta. «En este caso, no suele haber problemas porque el servicio es más corto», añade Taura.

El restaurante más laureado de Mallorca es Zaranda, con dos estrellas Michelin. A la hora de hacer la reserva por internet se advierte. «Se aceptan niños mayores de 14 años». La razón es muy similar. Este local ofrece tres menús, todos de larga duración, lo que hace muy complicado que un niño pequeño aguante sentado.

Sin embargo, en otros restaurantes ‘estrellados’ como Marc Fosh o Maca de Castro no se especifica un mínimo de edad de los comensales por lo que, en principio, cualquier menor podría entrar sin problemas. Aunque no exista esta prohibición explícita, aquí entra el sentido común de los progenitores de ver si es adecuado que un niño pequeño acuda a un restaurante con servicios tan largos. Si acuden y no se portan bien, quizás habría que regañarles a los padres y no a los niños.