TW
1

No es un secreto en Francia que Alain Delon no tiene una relación cordial con sus dos hijos varones, Anthony, el más conocido, y Alain-Fabien, el menor, su puro retrato, quien ahora publica una novela en la que narra la tormentosa relación con su progenitor.

A sus 24 años, el menor de la saga -en la que también está Anouchka, la única que mantiene una buen trato con el mito francés- es también el menos mediático: un par de papeles en el cine y, sobre todo, una campaña de publicidad para Dior.

Pero ahora ha dado el salto a la primera línea al convertirse en «autor», como aseguraba el joven en una entrevista televisiva en el canal TMC para promocionar «De la race des seigneurs» (De la raza de los nobles), su primera novela con tintes autobiográficos.

«En toda novela tiene que haber un fondo de realidad. Todo autor usa elementos de su propia vida, sobre todo en la primera novela», asegura el joven.

Pero la suya se parece demasiado a su vida y sus personajes a su familia. Protagonizada por Alex Delval, narra las peripecias de un joven que quiere abrirse camino en el mundo del cine y sufre la alargada sombra de un padre rico, poderoso, colérico y manipulador.

Nadie ha dejado de ver al pequeño Delon en Alex Delval y a su padre en Alexandre Delval, con quien comparte afición por la colección de armas, las casas de lujo y cierta tendencia a los excesos verbales.


También aparece su madre, la holandesa Rosalie Van Breemen. Y la separación para casarse con el magnate de las ópticas Alain Afflelou, que en la novela es un oligarca ruso.
Alain-Fabien, o Alain júnior, como le gustaba llamarle a su padre cuando era un niño y hablaba todavía con orgullo de él en las entrevistas, ha optado por la ambigüedad: tan pronto destaca el carácter biográfico de su libro como asegura que no es más que una novela.

«Yo no quiero ser el 'hijo de' que escribe una biografía. Está entre la ficción y la realidad», señala.

Difícil no ver los elementos de la segunda, cuando el protagonista, que habla en primera persona, ha tenido, como él, curas de desintoxicación y problemas con la justicia.
«Durante años viví esperando una bofetada. Ahora solo espero que viva lo suficiente como para que me vea llegar muy alto. Ya no tengo tiempo de odiar», asegura el joven actor en una entrevista con «Elle», sin que se sepa bien si el que habla es el personaje o el de carne y hueso.

Francia está acostumbrada a escuchar las miserias de los Delon. Durante años fue con Anthony, que ahora tiene 54 años y da menos que hablar. Pero tampoco faltaron las de Alain-Fabien.

«No he sido un niño maltratado, pero mi padre gritaba, me tiraba del pelo, lanzaba platos o rompía ventanas», contaba hace seis años a «Vanity Fair».

También aseguró entonces que Alain Delon le había roto a su madre ocho costillas y dos veces la nariz.

El actor no tardó en reaccionar y en acusar a su benjamín de «dar esas entrevistas solo por dinero».

Es cierto que en aquellos años el joven salía de una clínica de desintoxicación y resonaban todavía sus problemas con la justicia suiza.

A través de sus agentes, Alain Delon asegura a «Le Parisien» que no ha leído el libro, aunque su hijo prometió enviárselo dedicado, convencido de que «no se identificará» con Alexandre Delval.

No le importa. Para el joven, que añade con orgullo la etiqueta de escritor a las de modelo y actor, lo importante es avanzar en el camino del éxito.

«En mi vida profesional tomo mis decisiones pensando en lo que él haría», asegura en «TMC», donde recuerda que, cuando más joven tuvo dudas, siempre contó con el consejo de su padre: «Eres un Delon, no olvides nunca de dónde vienes, eres de la raza de los nobles».