Dentro de sus limitaciones, el Papa mostraba ayer un buen aspecto físico.

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EFE-EL VATICANO
A la misma hora en que fue elegido Papa hace 25 años, el anciano y enfermo Juan Pablo II reiteró su deseo de seguir asumiendo la «responsabilidad que Dios le ha confiado», dando a entender que proseguirá al frente de la Iglesia.

«A sabiendas de mi fragilidad humana, Jesús me anima a responder con confianza como Pedro: Señor, tú sabes todo, tú sabes que te amo. Y me invita a asumir la responsabilidad que Él mismo me ha confiado», afirmó con voz fuerte y firme Juan Pablo II en la misa solemne con la que celebró ayer en la Plaza de San Pedro del Vaticano su cuarto de siglo al frente de la Iglesia católica. En esta frase, observadores vaticanos vieron la «respuesta» del Papa a aquéllos que aseguran que renunciará debido a sus graves problemas de salud. Juan Pablo II padece Parkinson, no puede caminar y tiene problemas para hablar. Ayer, sin embargo, presentaba un buen aspecto físico, dentro de sus limitaciones. Llegó a la plaza en medio de los aplausos de más de 50.000 personas, entre ellas 149 cardenales y decenas de obispos llegados de todo el mundo.

La Plaza de San Pedro presentaba sus mejores galas y estaba adornada con 25.000 tulipanes y decenas de ramos de flores regalados por floristas holandeses. Juan Pablo II ofició la misa solemne y leyó parte de la homilía. Como ya es habitual, para no fatigarle, él leyó los primeros párrafos y luego prosiguió el «número tres» del Vaticano, el arzobispo argentino Leonardo Sandri. El Papa Wojtyla retomó el discurso para leer una plegaria que había preparado para la ocasión y que emocionó a los presentes. «A ti, Señor, ofrezco los frutos de estos 25 años de ministerio al servicio del pueblo que me has confiado. Perdona el mal realizado y multiplica el bien, todo es obra tuya y toda la gloria es tuya. Te presento de nuevo a quienes pusiste en mis manos. Toma sobre tus hombros a los débiles, cura a los heridos y cuida a los fuertes», dijo con voz muy fuerte y clara el obispo de Roma.