La diseñadora tiene el uso de la piscina aunque la propiedad ha pasado a ser de sus dos hijos. | JAVIER BELVER

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La diseñadora Agatha Ruiz de la Prada, actual usufructuaria de la piscina de su exmarido, Pedro J. Ramírez no lo da todo por perdido a pesar de que la Audiencia Nacional ordene la demolición forzosa. En declaraciones a Vanitatis, señaló: «Es la historia interminable. Seguimos con juicios, con recursos, y son los abogados los que se encargan del tema. Por lo que sé, hay un recurso de casación en marcha y, por lo tanto, lo único que puedo decir es que llevamos años siendo portada de ese medio», en referencia a Ultima Hora que adelantó la resolución. «Más que agobiada, estoy acostumbrada. No te puedo decir más. Ahora de lo que estoy pendiente es de que me llame mi hijo Tristán para decirme que ha nacido el bebé. Estoy encantada de convertirme en abuela», señaló.

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La Audiencia Nacional, sin embargo, da el debate por zanjado y ordena la demolición forzosa en un auto notificado esta semana. Eso implica que, en caso de que no se lleve a cabo, la administración puede ejecutar el derribo por su cuenta y luego pasar la factura a la propiedad o, incluso abre la puerta a la posibilidad de que se impongan multas mientras no se ejecute.

A partir del divorcio con Pedro J. Ramírez, Ruiz de la Prada conserva el uso del chalet y la piscina que ha pasado a ser propiedad de sus dos hijos. Sin embargo, su exmarido también está personado en el procedimiento judicial.