A día de hoy, hay diversos muros de hormigón con hierros levantados justo al lado del campo de fútbol. | R.P.F.

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Lo que tenía que ser un infraestructura municipal para ofrecer un nuevo servicio a los vecinos de Can Picafort (Santa Margalida) se ha convertido en una pesadilla para el Ajuntament. Se trata de la piscina cubierta, que actualmente está a medio construir, a pesar de que se empezó en 2022.

La empresa que ganó el contrato para ejecutar una parte de la obra no ha llegado a iniciar los trabajos, dejando a medias el proyecto. Ahora, el Ajuntament ha rescindido el contrato de mutuo acuerdo —lo que implica renunciar a una indemnización— y volverá a licitar lo que queda de obra. Aún así, según fuentes autorizadas del Ajuntament, no habrá cambios en cuanto al proyecto inicial.

En su momento, la obra de esta piscina se licitó en dos lotes. Una parte correspondía a la construcción y otra, a las instalaciones. La empresa que ha dado plantón al Ajuntament se encargaba del segundo lote, aunque las tareas del primero tampoco quedaron totalmente listas al depender del trabajo en paralelo con la otra empresa. Por ello, el Ajuntament también ha optado por rescindir ambos contratos.

Como la primera contratista sí que iba a cumplir con el acuerdo —a pesar de que no pudo por culpa de la otra— el Ajuntament deberá pagarle una indemnización. Ello supondrá un sobrecoste que todavía no se ha calculado, aunque desde el PSOE estiman que llegará al millón de euros (incluyendo el aumento de precios). En ese sentido, los socialistas critican que no se haya luchado para tener una indemnización de la empresa que abandonó el proyecto.

El apunte

El CD Joventut Can Picafort reclama «que se termine ya»

La situación ha generado quejas por parte del Club de Fútbol Juventud Can Picafort que comparten espacio con las obras. «Queremos que se acaben ya, porque suponen cierto peligro para los niños», explicó ayer el presidente del club. Lo cierto es que han quedado levantadas diversas ‘paredes’ de hormigón con hierros que sobresalen que «preocupan» a los direcctivos del club y a los padres de los niños que acuden diariamente a la zona.