Situada a 380 metros de altura en la cima de Albercuix la atalaya se construyó a finales del XVI o principios del XVII y fue uno de los principales puntos de vigilancia frente a la continua amenaza corsaria. Solo es accesible desde una escalera de hierro anclada a la propia torre de piedra. | Archivo UH

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Los planes del Grup d’Observadors de Rapinyaires d’Albercuix (GORA) de construir (en colaboración con Seo Birdlife) una plataforma de 11 m2 sobre el acantilado de la torre de Albercuix (Pollença) para instalar los trípodes de sus cámaras y monoculares, chocan con las consideraciones de Patrimoni que ha advertido a Medi Ambient de que debe justificar que no existe otra alternativa y de que no podrá pavimentar con materiales impermeables.

El proyecto que GORA tramita ante Medi Ambient, tiene informe favorable de Paratge Natural de la Serra de Tramuntana y estaba a la espera de las consideraciones de Patrimoni.

La atalaya de Albercuix es un Bien de Interés Cultural, aunque no se ha llegado a aprobar la delimitación de su entorno. Desde hace 18 años los miembros de la asociación GORA se desplazan a la histórica torre del cabo de Formentor para realizar el recuento de las aves que cruzan Mallorca en sus vuelos prenupciales desde África a Europa. Sus datos, que publica periódicamente el GOB, sirven para medir cuestiones como el cambio climático.

Larga trayectoria

Durante estos 18 años los miembros de GORA han plantado sus trípodes directamente en la roca pero ahora alegan «motivos de seguridad» para justificar la construcción. «Como entidad ecologista que somos defendemos hacer un proyecto lo más integrado en el entorno. La realidad es que hace 18 años éramos 5 o 6 pero ahora hay días que nos juntamos 20 o 30 personas y se han producido varias caídas», explicó hace unas semanas su presidente Lalo Ventoso.

Tras conocer el proyecto de GORA que propone continuar la explanada de cemento y piedra que bordea la torre creando una plataforma de observación de 11 metros cuadrados cerrada con un muro de piedra seca de 5 metros de largo y uno de alto, la Associació per a la Revitalització dels Centres Antics (ARCA) ha registrado un escrito en la dirección insular de Patrimoni instando a delimitar el entorno del bien catalogado. «Crear una plataforma a unos metros de la atalaya no tiene ningún sentido. Es un desastre pensar que se pueda construir algo así en cualquier sitio. Lo que nos repatea es que tenga la bendición de Medi Ambient», explica su presidente Pere Ollers.

La directora insular de Patrimoni, Kika Coll, dice que delimitarán el entorno de esta y otras atalayas, pero no de forma inminente. Respecto al proyecto de GORA confirma que ha pedido a Medi Ambient «más información sobre la ubicación y la necesidad de la intervención». «No es competencia nuestra decir si se puede encementar o no una montaña, pero desde luego, si se hace una plataforma, deberá usarse un material reversible que no vaya en detrimento del BIC, como por ejemplo tierra compactada».