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La estación de tren de Inca está muy sucia. Es suficiente con echar un vistazo para comprobar que la infraestructura está medio abandonada y que la administración no se hace cargo del mantenimiento. Hay que decir, asimismo, que la estación está en obras, pero no se ve a nadie trabajando.
Las papeleras que aun se mantienen de pie -algunas han sido arrancadas- están llenas de residuos, la mayoría desbordadas. En el edificio viejo de la estación, latas de refrescos, botellas de plástico y papeles están desperdigados por el suelo. Nadie barre. Las baldosas que conforman el suelo se han ennegrecido: hace semanas que no se friegan y ahora están cubiertas por una capa de suciedad.
El caso de Inca se puede extrapolar a casi todas las otras estaciones de la línea de tren que une Palma con sa Pobla y Manacor. Desde que el Partido Popular gobierna en el Consolat, Serveis Ferroviaris de Mallorca (SFM) ya no se hace cargo de la limpieza de las estaciones. En su día, el gerente de SFM , José Ramón Orta, explicó que ello se debía a que el contrato con la empresa de la limpieza había finalizado y que «el anterior ejecutivo no convocó el nuevo concurso cuando debía». El contrato finalizó, concretamente, el 30 de junio. Orta anunció que pediría a los ayuntamientos que se hicieran cargo del mantenimiento. Solo el alcalde de sa Pobla, que se sepa, accedió a la petición del gerente.
Sin limpieza
En el caso de Inca, el ayuntamiento ha limpiado la estación de autobuses y los dos túneles que unen la parte vieja de la ciudad con la barriada de Crist Rei y la estación de autobuses (que también depende del Govern) en dos ocasiones, pero no la estación de tren. El alcalde de Inca, Rafel Torres (PP), tiene concertada precisamente para hoy una entrevista oficial con el gerente de SFM.