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La segunda Fira d'Inca trajo a la ciudad vehículos a motor, artesanía, deporte y empresas cuya actividad se relaciona con el crecimiento sostenible.
La exposición de vehículos a motor fue, sin duda, una de las que más captó la atención de los visitantes. La selección de coches Ferrari que se instaló en la plaza de la Llibertat o los centenares de motos que se exhibieron en la Gran Via hicieron los delicias de los amantes del motor, que también pudieron gozar de los arriesgados «juegos de motos» o el espectacular stunt que varios pilotos especializados ofrecieron en la avenida de General Luque.

Las otras muestras de la segunda Fira, quizás menos espectaculares pero no por ello menos visitadas, se centraron en la artesanía y la sostenibilidad. Esta última se instaló en el claustro del convento de Sant Domingo y reunió a empresas cuya actividad se centra en la ecología, las energías renovables, los productos locales o las terapias naturales.

Aparte de las exposiciones temáticas, decenas de otras actividades tales como conciertos, exposiciones, actos infantiles o las jornadas de deportes y de ajedrez -recuperada este año- acompañaron la segunda Fira d'Inca. El próximo domingo se celebrará la tercera y última y el 19 de este mes el Dijous Bo.