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El Dijous Bo está a la vuelta de la esquina y el ambiente ya se empieza a vivir en las principales calles de Inca. Ayer, la ciudad se convirtió en un hervidero de gente que no se quiso perder la feria dedicada al motor, la ocio y al deporte.

Bajo un sol espléndido que invitaba al paseo, la gente contempló las numerosas exposiciones de vehículos a motor entre las que destacaron la gran muestra de coches antiguos que llenó el paseo peatonal de la calle Bisbe Llompart, la de coches Ferrari, que hicieron las delicias de los amantes de estos vehículos, y la gran cantidad de motos de todos los tipos y tamaños que llenaron la avenida Gran Via Colón.

Pero, sin duda, uno de los lugares más concurridos durante el día de ayer en Inca fue la plaza Mallorca que, como el año pasado, concentró un gran número de coches tuneados. Aunque algunos vehículos pasaban más desapercibidos, otros llamaban la atención con sólo poner un pie sobre la plaza. Decorados con colores chillones, rebajados y ataviados con potentes equipos de música, algunos incluso llevan incorporada la play-station, parecían verdaderas obras de arte.

Pero no sólo hubo coches y motos en la feria de ayer de Inca. A las diez de la mañana, una pasacalles y cabezudas avisaban del inicio de la feria y animaban a los vecinos a salir de sus casas y participar en los numerosos actos.