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La presidenta de la Asociación vecinal de Ses Cases Noves, Juana Ruiz, no para de recibir quejas de los residentes de esta barriada de Es Coll d'en Rabassa. Todos hablan de lo mismo: el mal estado de las aceras, o directamente su ausencia, y los problemas derivados que acarrea no tener calzadas adecuadas para la normal circulación de los vehículos.

«Buenas tardes Juana, quería saber si pudiste trasladar al ayuntamiento el problema que tenemos en las calles aledañas al casal del barrio, principalmente en la entrada por Guasp», escribe un vecino. También critica que a la falta de aceras se suma el cruce «pequeño y peligroso» que hay en la vía, que provoca que los coches deban invadir el carril contrario para girar hacia la derecha.

Esta realidad no es nueva: «Hay muchísimo tráfico, ya que muchos coches entran y salen por aquí, especialmente desde que abrieron el centro comercial y realizaron esta parte del segundo cinturón de autopista». Además, se suma la alta velocidad a la que van los coches por la vía, «lógico también porque el estado de las aceras hace que ni parezca parte del barrio», dice el mismo vecino.

Asimismo, explica que «los pitidos y frenazos en las horas punta son tremendamente frecuentes, además de varios accidentes que ya ha habido». En relación a la acera, pone un ejemplo: «Dos personas no pueden cruzarse por la acera, ni pasar con una silla de ruedas. Como no hay sitio para ir por la acera con silla de ruedas, ya han hecho dos rebajes a la salida de viviendas de personas mayores para que salgan a la carretera, lo que es una auténtica vergüenza». «Lo de rebajar las aceras de las casas donde viven ancianos con problemas de movilidad para que vayan directamente a la carretera por no haber aceras suficientes es una 'sinvergonzada'», se queja otra vecina.

Otro residente critica que «está muy bien que arreglen [el Consistorio] la calle de Cardenal Rossell y la parte de Ciudad Jardín, pero aquí no es arreglar si no simplemente tenerlas [aceras] y un mínimo de seguridad. Es una entrada a Palma y al barrio que da pena». Un tercer vecino escribe a la presidenta para comentarle otro problema persistente: «El otro día un coche se volvió a chocar contra la señal y la tiró, y van ya unas cuantas veces». Otra víctima del caos en la zona son los parapetos: «Cada 15 días hay que reparar los quitamiedos porque los camiones los golpean».

Una señal de ceda al paso abandonada después de que un vehículo la tumbe.
Uno de los quitamiedos dañados después de que lo golpee un camión.

«Las velocidades con las que pasan algunos coches es exagerada, aunque haya badenes, y el motivo es que esto parece una simple carretera, no una parte del barrio, ya que no tiene ni siquiera aspecto de ello», añade el mismo vecino. Todos ellos coinciden en que hay que actuar antes de tener que decir «ya te lo dije» y que lo mejor sería ampliar las dimensiones de la acera, que es de apenas 30 centímetros de anchura.

Una persona camina por la calzada de la calle Son Fondo.

Según la presidenta de la Asociación «otra calle que también está fatal es la de Son Fondo». Es una vía muy transitada, ya que muchas personas van caminado por ella para llegar al centro comercial. «El problema de la calle es que la mitad pertenece a la empresa Durán y la otra mitad al Ayuntamiento y ninguno hace nada», se queja. «Es una pena que esté tan mal porque pasa mucha gente y es peligrosa tal y como está», lamenta.