R.A. vecino de la barriada de Cas Capiscol, en la zona de la antigua cárcel. | M. À. Cañellas

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Basura en cada esquina, aceras levantadas, hojas en el suelo y personas orinando por las zonas comunes o incluso en portales de edificios. Esta es la radiografía que hacen los vecinos de Cas Capiscol, hartos de la suciedad que sufren y del abandono por parte del Ajuntament de Palma de un barrio que en los últimos años ha empeorado su bienestar por la proliferación del sinhogarismo. Esta es la cara negativa de un barrio que vive una dualidad, pues junto a lo descrito, los residentes admiten que «es una buena zona», de clase media trabajadora y a la que está llegando mucha gente joven, bien comunicada y con todos los servicios, y donde en los últimos tiempos se están construyendo edificios de lujo.

Pero junto a ello, la antigua prisión de Palma, el albergue Sa Placeta y un descampado cerca de Carrefour son los puntos ‘calientes’ de la mendicidad que está incomodando a los residentes. «La situación va a peor y, por suerte, Cort acaba de tapiar los accesos a otro espacio okupado como es el cuartel de Son Busquets», explica R.A., vecino de la zona.

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Estado de una chabola bajo la pasarela que lleva a Son Espases. Foto: M.A. Cañellas

En la vieja cárcel que, como Son Busquets, pertenece al Gobierno central, cada vez hay más basura que se acumula porque nadie la retira. «Vivimos aquí desde hace meses; cada persona limpia uno de los cuartitos abadonados y se hace su casa. Esta es la mía», enseña para este reportaje Aurora, una persona sin hogar.

R.A. ha notificado decenas de quejas durante estos últimos años al Ajuntament, no solo por el incivismo –desde personas ebrias que duermen en portales, botellones en la calle hasta gente durmiendo en los bancos–, sino por la falta de limpieza en el barrio: «Llamamos a Emaya casi a diario, pero el servicio es muy deficiente», opina.

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Imagen del interior de la cárcel de Palma. Foto: Miquel Àngel Cañellas

Paco Romo, presidente de la finca Sierra Nevada, en la calle San Vicente de Paul, considera que «este barrio no se puede marginar más, hay que actuar. Llevo aquí 22 años y desde hace cinco empezó la decadencia». En el caso de la limpieza, dice que tuvieron problemas con el olor de los contenedores y no se limpiaron hasta pasado los dos meses.

Eje cívico de Cotlliure

El presidente de la Asociación de Vecinos Cas Capiscol, Biel González, es consciente de los problemas del barrio y trabaja desde hace tiempo para revertir la situación y devolver el bienestar a Cas Capiscol. Uno de esas soluciones que ha planteado es recuperar el proyecto de eje cívico en Cotlliure, un proyecto del Pacte municipal y que ahora el nuevo Ajuntament ha fulminado. «Creo que con un proyecto así, la delincuencia y la marginación de toda esa zona se hubiera acabado», opina. González ha recogido en los últimos meses numerosas quejas de los vecinos por el incivismo que padecen, provocado, sobre todo, por los puntos de mendicidad. Con todo, espera que con la intervención municipal la situación se revierta.

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Un vecino denuncia el estado de uno de los solares del barrio. Foto: M. À. Cañellas

A través del último recuento de personas sin hogar, el Institut Mallorquí d’Afers Socials (IMAS) ha detectado alrededor de 80 personas que okupan la antigua cárcel de Palma. Las condiciones del espacio no son aptas. Se trata de una estructura en ruinas llena de basura donde los propios inquilinos han habilitado, como han podido, diversas habitaciones, como el caso de Aurora (imagen). Creu Roja Balears tiene detectadas a esas personas para ofrecerles su servicio. Se desconoce si allí conviven familias con niños.