En Cala Major hay mucha infravivienda | Miquel Àngel Cañellas

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Cala Major suele ser meca de los recién llegados a la ciudad e busca de alojamiento barato. Cuando podía conseguirse en Palma, porque ahora incluso Cala Major está fuera del alcance de muchos.
«Hay mucha infravivienda. La gente que viene a Cáritas esta en una situación muy vulnerable y su mayor problema es la vivienda. Si en Mallorca y en Palma estamos mal, aquí se agudiza el problema», dice Narcisa Luzuriaga, técnica del área comunitaria de la zona Ponent de Palma, que comprende Cala Major, Portopí, Génova, El Terreno y Son Armadams.

Los antiguos hoteles de mediados del siglo XX se reconvirtieron en apartamentos. «Son del estilo de los edificios Pullman. Hoteles con habitaciones que eran solo para pernoctar se convirtieron en viviendas. Un baño, una cocina y una sala en la que conviven una pareja y hasta cuatro niños. Es una situación muy complicada», dice Luzuriaga, que advierte que atiende a este tipo de familias en la zona desde hace mucho tiempo.

La zona ha ido evolucionando y pone como ejemplo los Pullman. «Antes vivían personas muy vulnerables, en situación de calle y okupas. Ahora son familias y para entrar alli tienen que pagar hasta 700 euros por 28 metros cuadrados». A esto se suman las plagas y la falta de espacio. Los niños crecen en un barrio en el que no hay sitio para ellos. «Por eso hemos puesto en marcha la ludoteca de Cáritas, donde ofrecemos atención a las familias y a grupos una vez a la semana. Acuden aquí porque carecen de espacio en casa».

Muchos de los habitantes de Cala Major se encuentran en situación irregular, ya que necesitan dos años desde que llegan a España para tener papeles. Mientras tanto, ocupan empleos en la economía sumergida, «que siempre está peor pagados». La vulnerabilidad golpea de lleno al barrio.