Conciertos en la Plaça Major. | M. À. Cañellas

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La noche más triste para los más fiesteros, la más tranquila para los alérgicos a las aglomeraciones, la más política. Funcionaron los protocolos institucionales y tuvimos la inauguración del fogueró mayor, como cada año. Pero qué distinto: a su alrededor apenas se congregaban algunos curiosos y no parecía que la noche se animase con el trajín de bolsas cargadas de víveres y el humo de las torradas.

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Poca, muy poca gente. Uno podía transitar la calle Sant Miquel arriba y abajo sin apenas cruzarse con nadie. Y en la plaça Major sobraba espacio por todas partes. Aun y así, Glossadors y Al-Mayurqua lo dieron todo, fieles a su estilo y su repertorio. La música es más que una profesión, y ambos grupos actuaron con la misma fuerza que otros años, ajenos al mal tiempo disuasorio. Bajo el escenario, también bajo los arcos, varios corros de personas igualmente fieles a la tradición, disfrutando de los boleros en corro. Esta fue la primer aparte de la fiesta, bien distinta de la segunda, protagonizada por otro tipo de música y geografía. Dos grupos provenientes del Principat (Banyoles, Segarra), formados en torno a una figura carismática (Joan Pons en un caso, Eduard Costa en el otro) y presentando un repertorio muy personal. El petit de Cal Eril y L’Ultim Indi comparten eclecticismo de estilo y contenido poético, una cierta ambición literaria que recuerda la obra de tantos cantautores (solistas y grupos) catalanes. L’Últim Indi, además, añade a su mensaje musical un complejo catálogo de ideas reivindicando un estilo de vida alternativo.

Música indie para unos contenidos que pueden acercarnos a la sabiduría natural de los últimos indios. Ambos grupos practican una especie de pop intimista en el que las letras son fundamentales, que fueron seguidas en casi comunión por el poco público superviviente en un plaza castigada por el viento (paraguas en los cubos de basura) y la llovizna. Sin gente, desanimada por los pronósticos, el suspense de la suspensión y la campaña en redes del PP contra la que PSOE y Podemos estimulaban a la participación, pero con buena música, puntual a la cita y que sonó como si tanta inclemencia no fuese asunto suyo.