Este inmueble acogió locales míticos, como La Casita. | Jaume Morey

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El Terreno ha despertado el interés de los inversores, en buena parte extranjeros, y poco a poco cada vez más edificios que estaban cerrados y algunos abandonados desde hace 30 ó 40 años están dando paso a viviendas de lujo y establecimientos hoteleros. De esta forma, este emblemático barrio palmesano, que en el pasado vivió épocas doradas y que desde hace muchos años acumula degradación, inseguridad y problemas de convivencia, empieza a vivir lo que ya conocen otras zonas de la ciudad como Santa Catalina, el Molinar o el centro histórico.

El edificio Terreno Studios, por ejemplo, destinado a apartamentos turísticos, ha abierto sus puertas donde antes estaba la pensión Aries, explica Xavier Abraham, presidente de la Associació de Veïnats Bellver de El Terreno desde hace cuatro años. «Es propiedad de una empresa sueca, la misma que también ha comprado otro edificio en el barrio», indica el líder vecinal, que ha vivido toda su vida en El Terreno y lo considera «la zona más emblemática y mítica de Palma, sin contar el centro histórico».

Abraham informa también de que los edificios de la plaza Gomila, actualmente vallados, «prácticamente se han comprado todos», algunos, indica, por la multinacional zapatera mallorquina Camper, que preside Lorenzo Fluxá, que también construirá su primer hotel en Mallorca en la calle Joan Miró, frente a la plaza, como ya publicó este diario. Igualmente está lista para su derribo la finca en la que hace años estaban el mítico restaurante La Casita o el bar de copas El Dylan. En la vieja fachada cuelga ya la lona de una importante inmobiliaria alemana.

Los ejemplos se suceden. A escasos metros de todo lo anterior, en el número 46 de Joan Miró se anuncia la construcción de Le Miró House, «un edificio residencial contemporáneo con cinco apartamentos exclusivos en el corazón de El Terreno». Muy cerca hay un edificio propiedad del Ajuntament que está en ruinas y nadie sabe si algún día se reconvertirá en equipamiento sociosanitario para el barrio. «Nos hace falta absolutamente de todo», lamenta el presidente de la asociación de vecinos.

Olvidar el pasado

Ante esta nueva realidad, Abraham insiste en que «los vecinos siempre tendemos a pensar en lo que un día fue El Terreno, siempre hablamos en pasado, pero tenemos que olvidarnos de ello, porque el barrio no puede continuar como está, agua pasada no mueve molinos y ahora debemos centrarnos en este momento de la historia del barrio para que el futuro sea un poco mejor que el actual».

Reconoce que «lo que tenemos ahora no es vivible, los vecinos sufrimos un entorno degradado desde hace más de 30 años, mantenido los fines de semana por un ocio mal entendido, fruto del alcohol y la droga, con locales sin condiciones que no se sabe qué permisos tienen». En estos momentos, apunta, hay cerca de 15 locales de ocio nocturno en apenas 300 metros, desde s’Aigua Dolça hasta la calle Menéndez Pelayo.

Por eso, concluye Abraham, lo que realmente desean los vecinos de El Terreno que viven en este entorno «es que el barrio se dignifique».

Con décadas de vida en el barrio a sus espaldas, el presidente de la asociación vecinal recuerda que «aquí hubo un primer movimiento especulativo de casas abandonadas hace 40 años, tiempos en que los propietarios de las casas degradadas no hacía nada y el Ajuntament no obligaba a su cuidado, y ahora ha venido otra especulación».